Si hay una etiqueta que les viene al pelo a estos New York Knicks es la de guerreros. Los de Tom Thibodeau no se rindieron jamás anoche en un duelo titánico ante los Atlanta Hawks y terminaron forzando una prórroga en la que se impusieron a su rival por 127 a 137.
La personalidad que Thibs ha conseguido impregnar en este equipo es más que reconocible. Luchadores incansables que no tiran la toalla hasta el final. Anoche volvimos a ver a unos Knicks valientes y con la suficiente confianza en sí mismos para remontar un partido que por momentos pareció perdido.
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Julius Randle volvió a cuajar una actuación sensacional y sigue empeñado en que de una forma o de otra su nombre entre en el debate por el MVP. La estrella neoyorquina se fue hasta los 40 puntos, 11 rebotes y 6 asistencias en otra noche brillante.
Thibodeau, que no varió en su quinteto inicial, sí que confió nuevamente en sus dos grandes revulsivos de banquillo. Immanuel Quickley y Derrick Rose, las dos generaciones de bases unidas por un mismo destino. Ambos lideraron el esfuerzo grupal de la segunda unidad para recuperar el terreno perdido por sus compañeros.
Ambos se fueron hasta los 20 puntos y sumaron diferenciales en pista por encima de lo esperado en un encuentro tan ajustado. Se comieron a su rival cada minuto que pasaron sobre la cancha y demostraron que el banquillo de los Knicks es muy pero que muy profundo.
En los Hawks las cosas empezaron bien pero pronto se tornaron en pesadilla. Trae Young empezó como un tiro, logrando un doble-doble con puntos y asistencias antes del descanso pero una fea caída tras el paso por vestuarios le privó de terminar el encuentro. Se quedó con 20 puntos y 14 asistencias.
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En su lugar aparecieron Clint Capela y Bogdan Bogdanovic, cada uno barriendo su parcela y luchando para mantener vivo al equipo. El pívot sumó 25 tantos y 22 rebotes en un espectacular doble-doble que resultó, por momentos, imparable para los Knicks.
Bogdanovic, fiel a su estilo, siguió tirando para achicar las aguas de un plan que sin Young hacía amagos de hundirse. Suyo fue el triple a la desesperada para forzar la prórroga tras un último cuarto que parecía abocado al fracaso.
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En el tiempo extra, con los Hawks desfondados, los Knicks tiraron de garra y orgullo para llevarse un parcial de 15-5 a favor que vale por un triunfo y mucho más. Los de la Gran Manzana se han demostrado capaces de rendir en cualquier contexto y de discutirle las victorias a cualquier equipo.
Tras la derrota los Hawks no consiguen superar a los Knicks en la clasificación y ambos equipos se mantienen con 27 derrotas en el Este, aunque los de NY tienen una victoria más en su casillero. El cuarto puesto, el último que ofrece factor cancha, seguirá en juego.
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