Nadie dijo que iba a ser fácil. Y la prueba está en la clasificación de LaLiga, en la que el Atlético de Madrid sigue en lo más alto (algo que puede cambiar el jueves si el Barcelona gana al Granada) pero ya con una distancia mínima sobre sus perseguidores. Tres puntos sacan los rojiblancos al Sevilla, que es cuarto, con cinco jornadas por disputarse.
A pesar del holgado colchón que llevaba el cuadro colchonero hace un par de meses, nadie en el Atlético se plateaba llegar con esa ventaja a este tramo final del curso. Diego Simeone ya alertó de que la segunda vuelta no tendría nada que ver con la primera. Y el tiempo le está dando la razón.
A pesar de que el Atlético ha perdido una posición privilegiada, conviene recordar que nueve de las diez Ligas que están en las vitrinas del club madrileño se consiguieron en la última jornada. La última, en 2014, con ese agónico empate en el Camp Nou que llevó el título al Vicente Calderón y que se ha convertido en un espejo perfecto para el actual equipo rojiblanco, que sigue dependiendo de sí mismo para conseguir el objetivo.
Porque el Atlético logró proclamarse campeón en 2014 sin ganar ninguno de los tres últimos partidos, desaprovechando varias bolas de partido para lograrlo. Tras ganar al Elche y al Valencia, el conjunto del Cholo regresó a la ciudad del Turia para medirse al Levante. Un triunfo daba el campeonato virtualmente a los colchoneros, que cayeron en el Ciutat por 2-0. La semana siguiente, ante el Málaga en el Calderón, un triunfo habría dado el título de forma matemática al Atlético, pues el Barcelona no logró ganar al Elche en el Martínez Valero. Pero se empató. Con el Madrid ya fuera de la pelea, todo se decidiría una semana después en el Camp Nou.
Y ya saben cómo acabó aquello, con el Barça poniéndose por delante gracias a un golazo de Alexis Sánchez y con Godín empatando tras el descanso a la salida de un córner. Al principio del choque, Simeone se quedó sin dos de sus hombres más importantes, Diego Costa y Arda Turan, que abandonaron el campo lesionados. Pocos apostaban entonces por el Atlético, que cuando más difícil lo tuvo, sacó el carácter para ser campeón. Ahora, los rojiblancos esperan que se repita la historia.
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