Mientras duró la incertidumbre del empate, Suecia fiaba a su Mesías la esperanza de vida en el grupo. No era otro que Alexander
Isak, el representante de la Real que brilla con luz propia en la Eurocopa. El delantero que asumió con categoría los galones de su selección. Su actuación fue de gran delantero y por mucho que se despidiera sin marcar de San Petesburgo, fue como un zar en tierras rusas. El jurado oficial acordó condecorar al futbolista txuri urdin con el galardón de MVP que le distingue como el mejor del partido.
Suecia llevó el partido a su terreno contra Eslovaquia impulsada por los excelentes recursos de Isak, el reporte por excelencia para los de Janne
Anderson. La estelar aportación del realista, el mejor del partido, incluyó una jugada de catálogo. Una acción personal superlativa, en la que dejó en la cuneta a dos defensas, quebró a un tercer eslovaco para terminar tirando con veneno. El portero Dubravka abortó un gol que habría sido de bandera.
Fue una de las cuatro ocasiones que fabricó un Isak autodidacta e imparable -todas tras el descanso-. El mayor problema para el punta txuri urdin fue tropezar con el central eslovaco Skriniar, que se llama Milan, juega en el Inter y es un defensa como la copa de un pino. Desactivó dos lanzamientos de Isak. Creó más peligro el exuberante ariete, cazando un cabezazo en el aire que se marcó alto por centímetros y sirviendo en bandeja un gol que marró Danielson.
Decisivo en el origen del gol
En el cuaderno oficial quedará grabado que Suecia se impuso a Eslovaquia con un gol de penalti obra de Fosberg. En el origen de la autoría brilla Isak, artífice de un genial pase en profundad a Quaison, objeto del penalti que cometió el meta eslovaco. A la demostración que protagonizó, Isak añadió el detalle de ser decisivo. Mientras el entorno de la Real se mueve entre el orgullo por ver cómo uno de los suyos deslumbra y la congoja por la repercusión de la performance.
Source link