El Athletic estará durante nueve en una de las joyas de la atractiva Suiza. St. Gallen es uno de los enclaves más importantes para sus visitantes, con un gran esplendor en tiempos pasados. Su altísima Catedral barroca o la biblioteca de la Diócesis dan buena fe de ello.
San Galo, como también se la conoce, está situada en la región noreste del país helvético, en un valle a aproximadamente 700 metros sobre el nivel del mar, lo que hace que sea una de las ciudades de mayor altura del país y que reciba una gran cantidad de precipitaciones de nieve en invierno. El lugar está situado entre el lago de Constanza y los Alpes appenzellenses. El centro de la ciudad está construido sobre un terreno inestable, por lo que los edificios del fondo del valle están construidos sobre pilotes. Un claro ejemplo es la estación de trenes y la plaza adyacente.
Los orígenes de la ciudad se deben al monje irlandés Gallus, que llegó a los alrededores del Lago Constanza con la misión evangelizadora de convertir a los alemanes al cristianismo. Un siglo después florecía allí un próspero monasterio benedictino, dedicado al santo, que se convirtió en un centro cultural de gran importancia. El monasterio, reconvertido al estilo rococó, sigue siendo la indiscutible joya de Sankt Gallen. Su biblioteca cobija alberga una colección de más de 150.000 tesoros bibliográficos. Por algo se denomina a este enclave ‘La ciudad de los libros’. La UNESCO prohibió el tráfico rodado por sus calles para salvaguardar sus tesoros. La ciudad está rodeada de campo, montañas y bosques. Un lugar de ensueño.
Con el paso del tiempo, St. Gallen se sacudió el imperio de la religión y creció como sede de una universidad especializada en ciencias económicas y jurídicas. La ciudad también vive de la industria textil y los bordados. Hoy es un lugar para comprender un poco mejor los cambios sociales que tuvieron lugar en el centro de Europa tras el cambio que supuso la Reforma.
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