La hostelería y la restauración reviven por momentos sus peores pesadillas. La pandemia golpeó con dureza a la potente industria turística española, responsable de un 12,4% del PIB antes de la irrupción del coronavirus, pero desde finales del pasado verano el sector había recuperado el optimismo. Entonces llegó la variante ómicron, con una explosión de contagios nunca vista antes en el país, para poner todo de nuevo patas arriba. Las cancelaciones, la ralentización de futuras reservas y la sucesión de restricciones que las autoridades, en España o en el extranjero, anuncian diariamente llevan de nuevo al turismo a posición de jaque. “Se ha producido un cambio de tendencia preocupante”, resume José Luis Zoreda, vicepresidente de la patronal Exceltur. “En octubre estábamos muy esperanzados porque empezaba a verse la luz y un mes y medio después estamos otra vez atascados en cuánto puede durar esta coyuntura”.
En la descripción de esa coyuntura a la que se refiere Zoreda hay bastante coincidencia. “Hay gente que ha cancelado antes y otra que está cancelando en el último momento, pero en cualquier caso se están produciendo muchas cancelaciones”, describe Ramón Estalella, secretario general de la patronal hotelera Cehat. Estalella incide en que al sector le “están afectando varias cosas”. Y todas acaban de la misma manera: con el cliente que había reservado anulando su viaje. Cita el miedo al contagio, la proliferación de casos positivos que hace que grupos enteros pospongan los planes si alguien se infecta, restricciones de actividad que califica como “medievales” y hacen menos apetecible ir a un lugar, o las normas que, de un día para otro, alteran los requisitos de entrada y dificultan la llegada de extranjeros.
Como la situación sigue evolucionando, Exceltur y Cehat coinciden en que es pronto para ponerle cifras en toda España. Pero estimaciones de algunas asociaciones territoriales sí sirven como aproximación. “Solo un 50% de los turistas está manteniendo sus planes de viaje”, señalaba este martes la patronal hotelera valenciana Hosbec, que calcula que la ocupación medida en la semana de Nochevieja llegará como mucho a la mitad de las plazas hoteleras. Canarias parece resistir mejor, con una ocupación en torno al 75%, pero en realidad se trata de una cifra preocupante porque el archipiélago está ahora en plena temporada alta. Así que solo la industria de la nieve parece sortear de momento el nuevo zarpazo de la pandemia. Un rompecabezas, en definitiva, tan variado como el propio sector turístico español.
Canarias: golpe en el peor momento
La industria hotelera se las prometía felices al término del verano de cara a su temporada alta. Pero la variante ómicron ha trastocado buena parte de los planes, sobre todo de cara a 2022. La actual ocupación media del 75%, caerá en picado en enero y febrero, según las previsiones. “No están entrando apenas reservas”, explica el presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas, José María Mañaricúa. “Llevan un mes paralizadas, pero debido a las restricciones en Europa y no porque tengamos algún problema en destino”, aclara.
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“La situación es de muchísima incertidumbre”, completa David Morales, presidente de la organización Skal Turismo de Gran Canaria. “Las ventas están paradas, y no hay actividad ni en turoperación ni a través de agencias de viajes”. Morales, también directivo de un hotel de lujo en el sur de la isla, explica que el archipiélago “se ve doblemente afectado”. A la propagación del virus en los mercados emisores de viajeros se une la cancelación de numerosas conexiones aéreas.
Baleares mira al verano
La comunidad autónoma nota una ralentización de las reservas de cara a los próximos meses con un mercado “totalmente parado”, valora la Agrupación de Cadenas Hoteleras de Baleares. El presidente de la asociación, Gabriel Llobera, confirma que durante todo diciembre se ha registrado un parón en las ventas para el verano, así como anulaciones de último momento para Navidad y Fin de Año. “Las reservas para la temporada alta actualmente están un 40% por debajo de las que se registraron en 2019″, sostiene. El presidente de la Agrupación Hotelera de Sóller, Lluís Rullan, también constata el freno. Entre febrero y marzo, la localidad del norte de Mallorca comienza a abrir la mayor parte de establecimientos y en abril ya funciona al 100%. Pero las reservas que tendrían que llegar no se han producido para esos meses, mientras que las previstas para junio, julio y agosto avanzan a buen ritmo.
Fuentes de turoperadores europeos, una de las grandes vías por las que llegan turistas extranjeros a los establecimientos de Canarias y Baleares, describen la situación actual como complicada, aunque creen que se trata de un episodio “a corto plazo”. “A partir de la semana que viene comienzan las reservas de verano y puede que algunos esperen, pero lo que hay reservado ya para primavera y en adelante se mantiene”, añaden.
Buen tiempo en la costa
Otros puntos turísticos con tradicional atracción de extranjeros, como la Costa Blanca o la Costa del Sol, también sufren la actual coyuntura. Toni Mayor, presidente de Hosbec, lamenta el giro de guion que ha provocado la ómicron. “En octubre teníamos una perspectiva muy buena para Navidad y ahora estamos un 30% o un 35% por debajo de lo que podíamos haber hecho”, asegura. Fahat, la Federación Andaluza de Hoteles y Alojamientos Turísticos, calcula que la ocupación entre el 23 de diciembre y el 2 enero en la comunidad no alcanzará el 56%, frente a un 78% en las mismas fechas de 2019.
Un inesperado episodio cálido, que está dejando temperaturas por encima de los 20 grados en Valencia, ha abierto la esperanza de una cierta recuperación antes de despedir 2021. “La segunda residencia, que sí viene a pasar unos días aquí, al final ayuda a la restauración y se ve como más ambiente”, explica Mayor. Pero la perspectiva es una cuesta de enero con mucha pendiente. “Cuando pasen las fiestas, que coincidirá con el pico de contagio, vamos a pasar un mes y medio muy complicado hasta finales de febrero”, vaticina el hotelero de Benidorm.
Ciudades aletargadas
También a la llegada de marzo fían todo en los hoteles urbanos. La cadena Soho Boutique Hotels, que gestiona 27 establecimientos en ciudades de toda España, la mayoría en Andalucía, ha visto como en los últimos 15 días sus clientes han cancelado el 35% de las reservas para diciembre. El miedo ante el repunte de los contagios ha hecho que la ocupación baje al 65% en casi todos los establecimientos del grupo; frente al 82% que alcanzó en diciembre de 2019. “Esperamos que haya un repunte de ocupación a finales de enero y que en marzo estemos en unas cifras normales”, afirma Isabel Pons, directora de Comunicación.
Las expectativas de los hoteleros de Barcelona de tener ocupaciones de Fin de Año en torno al 80% también se han estrellado contra la sexta ola del virus. El incremento de contagios y las restricciones, especialmente el toque de queda y el cierre del ocio nocturno en Cataluña, han provocado una lluvia fina, pero constante, de cancelaciones: entre un 10% y un 20% de las reservas se han anulado. Lo mismo les ha pasado a los apartamentos turísticos, que cierran el año con un 60% de ocupación frente al 80% que preveían. Según los cálculos de Apartur, la asociación de apartamentos turísticos de Barcelona, las pérdidas por las cancelaciones de última hora representan 2,8 millones de euros. En el caso de los hoteles, el gremio estima que la ocupación media durante estas Navidades no irá más allá del 40% de los establecimientos que están abiertos, unos 320 de los 440 de la capital.
El turismo rural resiste
La última semana del año es temporada alta para los alojamientos de interior, que en un año normal deberían estar casi completos. Sin embargo, Silvia Manzanera, portavoz de la organización Autural, que reúne unos 4.000 asociados en toda España, cifra entre un 70% y un 80% la ocupación que se espera para esta semana. “Donde más hemos sufrido anulaciones es en casas para grupos”, explica. El temor al contagio entre personas que normalmente no conviven complica esos planes.
La situación sigue evolucionando con “cancelaciones que llegan de hoy para mañana”, describen Manzanera, que tiene claro que las anulaciones que se produzcan no se van a recuperar porque “las reservas están congeladas”. No obstante, destaca que “los alojamientos rurales siguen siendo muy demandando porque es un turismo en entornos pequeños que ha hecho un esfuerzo muy importante por adaptarse a la normativa covid”.
El paraíso blanco
La incertidumbre no parece estar echando el freno de momento al turismo de nieve. Los hosteleros y los dueños de las pistas de esquí de toda España llevan meses esperando con ilusión las vacaciones navideñas para recuperarse del desastre de la temporada pasada. Ramón Boter, responsable de comunicación de la estación de esquí de Masella (Girona), celebra la buena afluencia de esquiadores y que en los alojamientos de la zona la ocupación llega casi al 100%. “La gente tiene muchas ganas de esquiar porque lleva dos años sin poder hacerlo con normalidad”, asegura.
En Andalucía, los empresarios del sector tampoco se muestran preocupados. Santiago Sevilla, jefe de comunicación de Cetursa Sierra Nevada, señala que la ocupación alcanza el 80%. “Ha habido cancelaciones puntuales, pero las que se producen se ocupan con nuevos clientes, por lo que la media se mantiene equilibrada desde hace días”, añade. Luis Núñez, presidente de la asociación de alojamientos turísticos de la Montaña Central en Asturias, también da un suspiro de alivio. “Hasta ahora, entre todas las reservas que teníamos, muy pocos se han vuelto atrás”.
La restauración estima que facturará un 15% menos
La sexta oleada del coronavirus en España, que cada día bate máximos de incidencia desde que se inició la pandemia, también está provocando un aluvión de cancelaciones en bares y restaurantes. De acuerdo con Hostelería de España, la patronal del sector, las anulaciones comenzaron a ser masivas ya en las cenas de empresa que debían haberse celebrado tras el puente de la Constitución y la Inmaculada. Hasta entonces las cosas fueron muy bien (este año el calendario proveía cinco días de vacaciones escolares), lo que en parte ayuda a amortiguar el batacazo posterior. La expectativa sobre las previsiones iniciales es que la facturación en los locales caiga hasta un 15%. Si en 2019 la campaña navideña supuso una facturación de 12.000 millones, este año se esperaban unos 10.000 y finalmente serán 8.500 por las anulaciones de última hora. En cualquier caso, superan a los 6.000 millones del año pasado.
José Luis Yzuel, presidente de Hostelería de España, describe “cancelaciones masivas” en las últimas semanas. Y la situación “ha ido empeorando” para el sector conforme las comunidades han ido adoptando nuevas restricciones. Por eso en la patronal de la restauración, como también las hoteleras, reclaman más apoyo por parte de las administraciones, ya que muchas de las ayudas previstas en anteriores oleadas caducan pronto. “Hemos pedido que se prorroguen automáticamente las fechas y nuevas condiciones para pedirlas”, explica Yzuel, quien señala que estas medidas han funcionado mal en algunas comunidades autónomas.
CRÉDITOS
Con información de Matteo Allievi (Madrid), Lucía Bohórquez (Palma), Blanca Cia (Barcelona), Margot Molina (Sevilla), Cristina Vázquez (Valencia) y Guillermo Vega (Las Palmas de Gran Canaria).
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