Entre amistosas sonrisas, Sergi Barjuan se fundió en un abrazo con Raúl González tras librar una batalla de banquillos dos décadas después de las que protagonizaron como futbolistas de Barça y Real Madrid. Ahora técnicos del filial culé y merengue respectivamente, asistieron a un duelo que tuvo mucho de partida de ajedrez y no sólo porque acabara en tablas. “Jugábamos juntos en la selección y teníamos muy buen recuerdo. Cuando acabamos los clásicos nos saludábamos y eso se vio otra vez aquí en Valdebebas”, dijo Sergi. “Hablamos antes y después de que la suerte que tenemos es que tenemos plantillas muy fáciles de que jueguen bien y nos entiendan. Tiene una plantilla muy bonita y seguro que dará que hablar en esta Liga”, apuntó con deportividad.
Ante las cámaras de Esport3, el técnico del Barça B dio por bueno el empate y, sobre todo, la imagen de solidez que dio su equipo en casa del eterno rival. “Es un partido para estar contentos, de irse satisfechos con el trabajo realizado”, subrayó. En conclusión, Sergi se fue con la sensación de que el 0-0 se explica en que “nadie quería encajar y eso se notó”.
En su análisis, apuntó facetas del juego positivas y otras, no tanto. “La gestión de la pelota fue buena, pues tuvimos una alta posesión de balón y fuimos capaces de generar juego por dentro, pero también es verdad que nos faltó chutar más a portería porque no tomamos bien la decisión final”, admitió antes de recordar a modo de eximente que “estábamos jugando en Madrid”.
La entrada de Moussa N’Diaye por Armau Solà fue preventiva. “Solà vio tarjeta y eso le limitaba en defensa, por eso entró Moussa, que estuvo aplicado”.