Hace unos días hablamos de si el chupito de hierbas es digestivo, y hoy queremos centrarnos en otra de las creencias más extendidas en el mundo de la alimentación: el yogur es bueno para la acidez. Pero, ¿realmente esto es así?
La doctura Nipaporn Pichetshote, especialista en Gastroenterología en Los Ángeles afiliada al Cedars-Sinai Medical Center, asegura que sí. Según explica, del mismo modo que la leche y otros lácteos, el yogur actúa a modo de neutralizador temporal, calmando los síntomas propios de la acidez. Lo que hace es recubrir el esófago, evitando con ello los daños que causa el reflujo ácido.
Para entender por qué el yogur es bueno para la acidez, debemos atender a las propiedades naturales de este alimento. Para la elaboración del yogur, se utilizan bacterias productoras de ácido láctico. A esto hay que sumar que los probióticos presentes en el yogur son muy beneficiosos para la salud gastrointestinal.
Claves para elegir un yogur saludable
Aunque todos los yogures nos parezcan iguales, excepto por el sabor, lo cierto es que existen enormes diferencias entre unos y otros en lo que al valor nutricional respecta. Un yogur saludable debería contener como máximo 3 gramos de grasas, 4 gramos de azúcares y 3 gramos de proteínas por cada 100 gramos de producto.
Lo más importante es evitar aquellos que contengan azúcares añadidos porque es precisamente este ingrediente el que hace que el yogur, un alimento sano, se convierta en uno poco saludable. Además, es aconsejable elegir aquellos yogures 0%, cuyo contenido en grasa es mínimo.
Por supuesto, los mejores yogures son los naturales. Aunque los de sabores están muy ricos, les suelen añadir aromas artificiales, así como azúcar y grasa.
¿Y el kéfir?
Como alternativa al yogur, podemos elegir el kéfir, el alimento de moda del momento. Se trata de una bebida fermentada que facilita la digestión y fortalece el organismo. Tiene un alto contenido en probióticos, así como en proteínas, calcio y vitaminas del grupo B.
En el yogur se da únicamente una fermentación láctica, mientras que en el kéfir provoca una fermentación carbonatada y lacto-alcohólica de la leche. El kéfir es más rico en microorganismos probióticos, y su sabor es ligeramente más ácido.
Uno de los principales beneficios del kéfir es que regenera la flora intestinal, así que es un alimento muy recomendable para la acidez y la indigestión. Además, tiene un efecto laxante muy ligero, por lo que también está indicado para combatir el estreñimiento.
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