Una competitividad desbocada, una ambición desmedida, una adicción al baloncesto… o quién sabe si todo junto y más. En el deporte, y por eso es tan bonito, a veces se dan situaciones en las que la realidad supera a la ficción y Domantas Sabonis anda por ahí coleccionando dobles-dobles de puntos y rebotes mientras juega con el pulgar de su mano derecha roto. Contra los Memphis Grizzlies sumó 18 puntos y 14 rebotes, aunque su aportación no valió a los Sacramento Kings de Jordi Fernández para evitar la derrota contra la franquicia de Tennessee (118-108).
Ja Morant brilló con 35 puntos (13/23 en lanzamientos) y Santi Aldama no saltó a la cancha por segundo partido seguido tras la leve lesión de tobillo sufrida el jueves en Toronto.
Firmar 18 tantos y 14 capturas en estas condiciones es un escándalo pero cómo se puede calificar entonces los dos anteriores dobles-dobles del ex de Unicaja, 31 puntos y 10 rebotes contra los Nuggets de Nikola Jokic o los 28 tantos y 11 capturas ante los Jazz, ambos partidos con victoria para Sacramento. La magnitud de la gesta aumenta cuando se tiene en cuenta las series de tiro del pívot lituano en estos tres partidos: 12/18, 12/12 y 8/14. En uno de ellos, la suma perfección en lanzamientos. Simplemente inexplicable.
“La gente me pregunta por el dedo y yo estoy como ‘parad de preguntadme’”
“No me gusta sentarme en el banquillo. Sobre todo, en ropa de calle. No estaba en mi mente”, espeta el lituano en declaraciones a ‘The Athletic’. “Tiene el dedo literalmente roto y aún así jugó con ese dolor contra Jokic”, destacó su compañero de equipo, De’Aaron Fox. “Me duele el pecho ahora porque no puedo usar tanto mi mano”, añadía Sabonis, lesionado desde el 23 de diciembre y reconociendo la descompensación que está sufriendo su cuerpo por competir al mismo nivel en estas condiciones.
El hecho de que el dedo que tenga roto no esté en su mano de tiro ayuda al ‘center’ de 26 años, aunque se juega la integridad del dedo igualmente en los rebotes. “Intento no pensar en ello. En el calentamiento, el ‘staff’ médico hace un buen trabajo. La gente sigue preguntándome. Y yo estoy como, ‘parad de preguntarme’ ”, lamenta. Como para no preguntarle cómo lo hace.