Estados Unidos apuesta por la fabricación interna de sus microchips. El pasado agosto, el presidente Joe Biden hizo pública la Ley de Ciencia y chips (Creating Helpful Incentives to Produce Semiconductors, por sus siglas en inglés), una iniciativa que pretende erradicar desde varios frentes algunos malestares que arrastra el país norteamericano. El eje rector de la medida se basa en la producción local de los semiconductores, conocidos como microchips, necesarios para en la fabricación de dispositivos digitales o electrónicos, como teléfonos celulares, computadoras y automóviles.
Esta ley está respaldada por una inversión total de 280.000 millones de dólares, de los cuales se plantea destinar 52.000 millones a la construcción y ampliación de plantas y fábricas de estos sofisticados artefactos. Un total de 100.000 millones estaría destinado para investigación y desarrollo de semiconductores durante los próximos cinco años. El planteamiento prevé reforzar el sector tecnológico interno como estrategia de defensa, y evitar la dependencia del mercado internacional en ese campo. Crear empleo y, en paralelo, tratar de alcanzar a China, principal competidor en el sector tecnológico a escala global.
El presidente Biden firma la ley CHIPS en la Casa Blanca en agosto de 2022.Carolyn Kaster (AP)Hacer frente a la escasez mundial de chips
La crisis sanitaria de coronavirus pausó el ciclo de producción de semiconductores alrededor del globo, dejando a las industrias automotrices, telefónicas y computacionales a expensas de las reservas hasta entonces reportadas. La cadena de manufacturas afectadas en Estados Unidos puso de manifiesto lo que tiempo atrás vaticinaban los expertos sobre la dependencia de este pequeño gran tornillo en el engranaje de la maquinaria económica local e internacional.
Reducir la dependencia a Taiwán
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Muy a discreción, Taiwán ha ido ganando terreno como líder mundial en la fabricación de chips. Produce alrededor del 25% de los semiconductores que se emplean en el planeta. Es precisamente este recurso el que ha abierto las puertas a nuevos debates sobre las intenciones y lo que hay debajo de las recientes confrontaciones comerciales y las constantes amenazas militares entre las grandes potencias, China y Estados Unidos.
Detener la amenaza china
Estados Unidos ha reducido significativamente la producción de semiconductores a los largo de los últimos treinta años. En los noventa produjo el 37% de los chips empleados en el país, actualmente sostiene la fabricación del 12%, de acuerdo con datos de la Asociación de la Industria de Semiconductores de Estados Unidos. Empresas que participaban en su elaboración, fueron abandonando el país norteamericano para reinstalarse principalmente en Asia, donde encontraron ventajas en los costes de producción.
China fue el principal beneficiado de esta migración industrial, dejando a Estados Unidos labores mínimos de ensamblaje. El Gobierno de Biden plantea corregir con la Ley de CHIPS no solo el desabasto sino mantener dentro del país el ciclo productivo y evitar en lo posible la dependencia de empresas extranjeras, principalmente asiáticas.
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