Son el equipo de moda o uno de ellos, absolutamente inesperadas las aspiraciones reales a playoffs con las que han llegado los Oklahoma City Thunder al momento de la verdad por mucho que la fiesta del igualado Oeste esté abierta para casi todos. Pero los renacidos Toronto Raptors acabaron sometiendo al final (128-111) al equipo de uno de los jóvenes y crecientes fenómenos llamados a dominar la mejor liga del mundo, el aclamado Shai Gilgeous-Alexander, que cruzaba la frontera por primera y única vez esta temporada para visitar su país natal, a también su ciudad de toda la vida, donde hizo un derroche de puntos pese a la dura defensa de Toronto y la derrota -hasta 29-. Y de dinero.
“Sí, me han pedido que comprara muchas entradas (familiares y amigos). Dije que no me digan el número para mi tranquilidad”, bromeaba, con cara más de pena que de guasa, el base de 24 años, tono bajo y parecer melancólico en rueda de prensa, acentuado por su vestimenta, ataviado todo de negro, destacándose todavía más su rosario de brillantes. Pero, en el fondo, más reflexivo que triste.
Respuestas escuetas pero muy profundas que lo dicen todo. Suena como potencial Jugador con Mayor Progresión (MIP) -brutal salto el suyo de 24,5 puntos de media a 31,3-, distinción por la que tendrá en otros como Lauri Markkanen una dura competencia. Pero él quiere comerse el mundo. “Mis objetivos individuales? El MVP, ganar anillos… Pero en lo que me centro simplemente es en mejorar cada día y en ser el jugador más imprevisible que pueda”, advertía el canadiense, ambicioso a la vez que humilde, buscando emular a su compatriota Steve Nash, Mejor Jugador en 2005 y 2006, aunque, su puede ser, con anillo.
Shai, en otra irrefutable muestra de fiabilidad de ello, ha alcanzado esa especie de ‘inmunidad’ de las estrellas de élite por la cual siempre terminan amasando una considerable cantidad de puntos por muy agresivas y variadas defensas que enfrente. Fue su casi treintena de tantos y su efectividad, con un 12/19 en tiros de campo, añadiendo 3 rebotes, 3 asistencias y 3 robos.
Aparte de su propio entrenador, Mark Daigneault, nadie que le conozca mejor que el seleccionador canadiense, el propio entrenador de los Raptors, Nick Nurse, quien desplegó su largo etcétera de alternativas defensivas.
Ve posible Nurse hacer realidad el ‘sueño húmedo’ en el Mundial de la emergente selección canadiense, el de una pareja de bases titular con el propio Gilgeous-Alexander y Jamal Murray, más dudoso el concurso del jugador de los Nuggets por la presencia casi asegurada ya de Denver en los playoffs y esa rodilla gravemente lesionada en 2019 que debe cuidar. Con Chris Boucher (Raptors) y Luguentz Dort (Thunder) como sus otros representantes en este partido, el baloncesto canadiense presume de ser el segundo país que más jugadores aporta a la NBA después de Estados Unidos con 22.
En el primer plano de Oklahoma no podía aparecer otro que Gilgeous-Alexander. Pero, en el último asiento del banquillo, Chet Holmgren. En blanco en la que debería haber sido la primera temporada en la NBA por una lesión en su pie derecho, el número 2 del pasado draft concentra una inquisidora intriga en cuanto a lo que pueden llegar a ser estos Thunder cuando pueda ser de la partida.
Unos Thunder que no se han querido esperar y han acelerado el proceso, sustentado su prometedor proyecto también en otro interesante ‘rookie’ como Jalen Williams -12 del último draft y 15 puntos en el encuentro-, en, por supuesto, el que se convirtió el año pasado en el más joven de siempre en firmar un triple-doble, Josh Giddey, ese que tiene un parecido razonable con Ben Simmons a sus 20 años pero con serias perspectivas el australiano de querer ser más ambicioso que su compatriota en el tiro, un 32% en triples esta temporada tras el 26% de la anterior.
No estuvo tampoco nada mal Giddey -6/11 en lanzamientos y 1/2 en triples para acabar con 13 puntos-, pero Oklahoma añoró más madurez en Toronto. Con un encomiable ánimo de variar su juego, intentaron los Thunder en algunos momentos que Shai no fuera el generador principal, pero echaron en falta mucha fluidez en esas situaciones, así como agresividad en general en ambos lados de la pista, castigados por la mayor contundencia en los duelos individuales de unos Raptors superiores en tamaño que también cogieron muchos más rebotes, de 59 a 39. Esa diferencia acabó por desgastar en el último cuarto a unos Thunder que habían llegado a él con plenas opciones -sólo 93-87-, abajo.
Con Pascal Siakam volviendo a su nivel habitual tras unos partidos más titubeantes -25 puntos tras un 9/19 en lanzamientos-, y 14 rebotes, y un eficaz Gary Trent Jr. desde el banquillo -23 tantos con un 8/11 en tiros y un 4/6 en triples-, los Raptors se mantuvieron constantes, haciendo mucho daño en transición y buscando mucho juego en el poste, encontrando siempre al jugador que cortaba por la línea de fondo cuando los Siakam, Anunoby (17 tantos) y (19), atraían ayudas.
Como a Oklahoma -décimos ahora con 34-36-, nadie esperaba esta enérgica reacción de los Raptors en el Este -novenos con el mismo balance-, pero tanto uno como otro se han empeñado en animar la temporada regular. Con los Raptors y Shai Gilgeous-Alexander entre otros, el ascendente baloncesto canadiense quiere ser parte también de la conversación de los playoffs antes de la del Mundial.