La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha acusado a China de querer cambiar el orden mundial para imponer su dominio, y de manejar sus herramientas “de coerción económica comercial” y políticas de desinformación para ello. La declaración la efectuó Von der Leyen en vísperas de su viaje junto al presidente francés, Emmanuel Macron, a Pekín, la semana que viene. La mandataria añadió que el presidente chino, Xi Jinping, quiere un “cambio sistémico” del orden internacional con China en el centro, y le ha acusado de promover una visión alternativa del orden mundial para imponer otro “en el que los derechos individuales están subordinados a la soberanía, y la seguridad y la economía priman sobre los derechos políticos y civiles”, ha dicho. “Quiere esencialmente que China se convierta en la nación más poderosa del mundo”, ha recalcado.
Von der Leyen ha llamado a “reequilibrar la relación entra la UE y China” y establecer nuevas “herramientas defensivas” para la industria y para blindar la seguridad europea, y ha anunciado que prepara un nuevo paquete de medidas para controlar las inversiones europeas en el extranjero en sectores estratégicos. Una estrategia que estará preparada para final de este año, ha comentado, y que persigue fortalecer una línea clara de comercio, sobre todo en tecnologías clave en las que la fuga de inversiones podría generar riesgos para la seguridad de la UE.
“Necesitamos asegurarnos de que el capital, la experiencia y el conocimiento de nuestras empresas no se utilicen para mejorar las capacidades militares y de inteligencia de aquellos que también son rivales sistémicos”, ha expresado la jefa del Ejecutivo comunitario, que ha deslizado que los nuevos tiempos no hacen favorable la idea de reabrir el acuerdo de inversión China-UE, congelado por el Parlamento Europeo en 2021 y que el presidente del Consejo Europeo había amagado con retomar. “Nuestra relación está desequilibrada y cada vez más afectada por las distorsiones creadas por el capitalismo de Estado de China”, ha lanzado.
Von der Leyen, una de las voces más duras en los últimos tiempos con el gigante asiático, de las más cercanas a la postura de Estados Unidos y que más ha insistido en las dependencias de la UE de Pekín, llegará a China en un momento clave, poco después de la visita del máximo mandatario chino a Moscú. Con ese hilo, ha tachado el plan de Xi para poner fin a la guerra de Rusia en Ucrania como “inviable” porque no exige la retirada de las tropas rusas y, por lo tanto, consolida la ocupación. También ha criticado duramente la cercanía del líder chino al jefe del Kremlin, Vladímir Putin. “Lejos de desanimarse por la invasión atroz e ilegal de Ucrania, el presidente Xi mantiene su ‘amistad sin límites’ con la Rusia de Putin”, ha dicho la presidenta de la Comisión en una intervención en dos laboratorios de ideas veteranos de Bruselas Centro de Política Europea y el Instituto Mercator de Estudios de China, sancionado, ademas por Pekín.
“China tiene la responsabilidad de desempeñar un papel constructivo en avanzar hacia una paz justa”, ha reclamado. “La forma en que China continúe interactuando con la guerra de Putin será un factor determinante en el avance de las relaciones de la UE con China”, ha advertido la política alemana, que ha remarcado la cada vez mayor dependencia de Moscú de Pekín.
Olaf Scholz, Pedro Sánchez, Josep Borrell…
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La jefa del Ejecutivo comunitario ha fijado así su postura para el viaje a China, uno más del carrusel diplomático de estos días: ya está allí Pedro Sánchez, el presidente español, y tras la visita de Von der Leyen y Macron acudirá el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. Antes, a finales del año pasado, visitaron al gigante asiático el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el canciller alemán, Olaf Scholz, en viajes controvertidos en medio de las preocupaciones por el apetito comercial chino.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, acompañado por el embajador de España en China, Rafael Dezcallar (izquierda), es recibido por autoridades de China a su llegada este jueves a Pekín.Borja Puig de la Bellacasa (Moncloa/EFE)
Consciente de que no hay un frente común europeo y de que China puede ser un tema complejo y divisivo, Von der Leyen ha reclamado unidad. “Una política europea fuerte hacia China se basa en una fuerte coordinación de los Estados miembros y las instituciones de la UE en la voluntad de evitar las tácticas de dividir y vencer a las que sabemos que podemos enfrentarnos”, ha dicho Von der Leyen, que ha instado a responder para reducir los riesgos en vez de desvincularse del gigante asiático; algo que “no es viable”, ha dicho. China es el segundo mayor socio comercial y de inversión de Europa y las dos economías intercambiaron 795.000 millones de euros en bienes y servicios en 2021, según datos de la UE. Pekín representa el 9% de las exportaciones de bienes y más del 20% de las importaciones.
Mientras, China, recién salida del aislamiento por la pandemia de coronavirus, corteja a la UE también en una ofensiva diplomática global en la que quiere presentarse como un árbitro en el tablero geopolítico, con iniciativas como la mediación para el restablecimiento de las relaciones entre Irán y Arabia Saudí. Pero en la Unión Europea —como visibilizan estos viajes que se hacen por goteo— no hay una postura unificada de los Veintisiete que llevar a Pekín, aunque sí un espíritu común de recalibrar la posición comercial hacia China —también hacia Estados Unidos—.
Cuando la UE está en proceso de cimentar una nueva política industrial, con regulaciones para evitar las dependencias de países terceros, y sobre todo de un único proveedor —como sucede con China en ciertos materiales y minerales cruciales para el desarrollo de nuevas tecnologías e industria verde—, Macron ha planteado su viaje para explorar asuntos de energía y de comercio, apuntan fuentes diplomáticas. Su postura, como la de Alemania, ha sido tradicionalmente más pragmática, aunque en los últimos tiempos también ha hablado de la importancia de desvincularse de Pekín.
En su visita conjunta, Von der Leyen, que reconoce que preocupan los elementos que hay tras el regreso al escenario mundial de Pekín, pondrá el contrapeso. La jefa de la Comisión reclama “establecer claramente” los términos de un “compromiso saludable”. “China se está volviendo más represiva en casa y más asertiva en el extranjero”, ha remarcado Von der Leyen, que ha hablado también sobre la situación en Taiwán, las violaciones de los derechos humanos en Xinjiang y las represalias económicas contra Lituania.
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