La Premier League es la liga de la estrellas. De eso no cabe ninguna duda. Tienen el escaparate y el dinero para convencer a los mejores jugadores del mundo y poco a poco se está convirtiendo en el ombligo del fútbol mundial.
Erling Haaland, Kevin de Bruyne, Bruno Fernandes, Martin Odegaard, Mohamed Salah y tantos otros ‘cracks’ son los que defienden los colores de los reconocidos como ‘Big Six’, los grandes equipos de la Premier League, que temporada tras temporada se pelean para entrar en Champions League, aunque este curso está cargado de novedades, como el nuevo rico Newcastle.
Entre tanto crack es habitual ver crecer un brote verde, uno desconocido, que es capaz de brillar con luz propia a pesar de que los focos recaigan sobre otros. Este es el caso de Karou Mitoma, que es el jugador más reconocido del Brighton que, con De Zerbi, se ha convertido en el otro equipo revelación del curso. Pelean por entrar también en Europa y, a diferencia de los ‘urracas’, no han tenido una compra de un jeque millonario para ayudar claramente en el proceso.
Sería justo decir que la Premier habla japonés esta temporada. Mitoma, un extremo que juega a pierna cambiada, es de esos futbolistas que uno paga su entrada para ver en el campo. A sus 25 años, y regresado de una cesión al Saint-Gilloise en su primera etapa, ha explotado a tal nivel que el Brighton se está viendo obligado a ofrecerle un nuevo contrato antes de que la larga lista de interesados lo trate de convencer con su billetera. Aunque el nipón no es de esos, ya lo demostró hace unos pocos años cuando decidió acabar la carrera con una tesis sobre el regate antes que fichar por un club profesional.
Y funcionó dicha tesis porque Mitoma se ha convertido en un maestro del dribling. Del regate en carrera y en parado que ha hecho levantar a los aficionados de la Premier de sus asientos y ha propiciado sus 10 tantos y 7 asistencias este curso. Ya demostró una vez terminada la tesis, cuando firmó por el Kawasaki Frontale y ganarlo todo haciendo 30 tantos y 20 pases de gol, que no se trataba de un talento cualquiera. Y eso es, precisamente, lo que quiere proteger el Brighton.