Ametralló con señala al aro al tiempo que disparó gritos al cielo. A cada acierto, Jayson Tatum, ese acusado de lunático y a veces apático, asestaba una puñalada a los acomplejados y miedosos Philadelphia 76ers y lanzaba consignas al aire a no se sabe quién, reivindicándose como lo que realmente es, vertiendo en la pista su entera esencia en una actuación antológica, 51 puntos para superar los 50 hace dos semanas de Stephen Curry como mayor exhibición jamás vista en unos playoffs y citar con los Heat en las Finales de Conferencia a estos Boston Celtics hechos para el anillo. A diferencia del acobardado Joel Embiid, el ‘0’ es un MVP a todas horas.
Boston condena a volver a sufrir su intolerable e insoportable trauma a ‘Philly’, que deberá seguir escuchando lo distinto que era el mundo la última vez que pisó unas Finales de Conferencia, 2001, cuando, con Allen Iverson de MVP, perdió las Finales ante los Lakers de Kobe y Shaq. Aunque lo que se juzga para dar el galardón más preciado es la temporada regular, Embiid se desplomó de tal manera cuando tenía que resurgir, con unos infames 15 puntos con un 5/18 en tiros de campo, que quedó deslegitimado de la distinción. Un MVP que quedará manchado.
“Joel es el MVP por una razón. Mis compañeros han hecho un gran trabajo”, explicaba el alero al final del encuentro. Había que recuperarse. Aquí todo dependía de ganar. Era eso o irse de vacaciones. Hemos estado muy enchufados y nos hemos mantenido firmes”, destacaba también Jayson Tatum.
Joel Embiid volvió a señalarse como un gigante con pies de barros que tiembla cuando el rival aprieta y la presión ahoga. Su timidez e inseguridad frente a Al Horford -esas por las que se ganó la reprimenda de P.J. Tucker en el cuarto partido-, le dominaron, paralizado por el miedo, ilustrativa metáfora de los complejos de los Sixers, superados una vez por su reciente infausto pasado.
De la mano de Embiid se despeñó a la nada James Harden, golpeado de nuevo por su fama de blando en los séptimos partidos, una birria de 9 puntos -3/11 en tiros de campo-, y 5 pérdidas para descompensar sus 7 asistencias. El dato que dio Kirk Goldsberry durante el partido no puede decir más: la ‘Barba’ sólo registra un 30% en lanzamientos en los séptimos encuentros.
Pero quien ha arrastrado a ese empequeñecido ‘Big Two’ y a los Sixers ha sido Doc Rivers. La desencantada y traumatizada afición de ‘Philly’ pensará que menuda tropa de gafes en los partidos decisivos han ido a juntar los Sixers. En el punto de mira por ser el entrenador que ha desperdiciado más 3-1 de la historia -3-, el decadente Rivers sumó su novena derrota cuando ha tenido la oportunidad de clasificar a su equipo para unas Finales de Conferencia y la décima en en un séptimo choque para ampliar su récord negativo en séptimos partidos -6-10-.
Rivers acabó de dilapidar el poco prestigio que le quedaba. Su método y discurso parecen haber caducado y, caprichos del destino, fue a acabar de asumirlo en el lugar que le llevó a la cima como entrenador, ese TD Garden en el que enfundó a los Celtics su último anillo en 2008.
Un ‘rookie’ como primer técnico como Joe Mazzulla le dio un repaso, confirmando la inviabilidad de un enrocado y poco original plan sin alternativas más allá de Embiid, Harden y su ‘pick and roll’, con Tyrese Maxey fallando también en la hora de la verdad, 17 insuficientes puntos, como también los 19 de Tobias Harris y los 11 de P.J. Tucker, que parecía que podía ser el factor X pero nada de nada al final.
Con Mazzulla tomando ventaja en la partida de ajedrez de los ajustes incluyendo a Robert Williams III en el Game 6 -volvió a hacerlo-, la respuesta de Doc Rivers se limitó a a rezar para que entraran los triples liberados, justo los que querían conceder encantados los Celtics colapsando la pintura ante Harden y Embiid. El 21,6% -8/37-, frustró los planes de Rivers y cualquier esperanza de los Sixers, abatidos en el tercer cuarto con sólo 10 puntos y más de 6 minutos sin anotar (88-62 al final del parcial).
La tunda de Boston a los Sixers en este todo o nada vino a reflejar en gran medida cuál la realidad, la sideral diferencia entre un equipo en mayúsculos como los Celtics con su variedad de alternativas en el juego y su profundidad de plantilla y ante otro construido en base a sus dos individualidades, con un plan sostenido con pinzas.
Se podrá decir que los ídolos no se pueden caer en estos momentos sino que es en estas citas cuando demuestran su esencia, pero ha bastado que coincidan un mal día de las dos estrellas para que los Sixers se destaparan como un equipo vulgar, incapaz de encontrar soluciones más allá de Embiid y Harden y sobreviviendo al descanso (55-52) gracias a su buen hacer defensivo.
Por su parte, el perfecto funcionamiento defensivo de los Celtics ha podido asumir la irregularidad de un Tatum que, si aprendió algo el año pasado, fue a ser fuerte en estos momentos, acabando con un 17/28 en tiros de campo, un tremendo 6/10 en triples y también 13 rebotes, 5 asistencias y 2 robos.
Fue justo a ser en el Día de la Madre en Estados Unidos cuando se desencadenó el mejor Tatum, el que fue capaz de liberarse gracias en gran parte a su madre, a partir de una escena conmovedora con su progenitora. En junio de 2022, apenas pasados unos días de la derrota en las Finales contra los Warriors, el alero rompió a llorar un día que estaba en la cocina con su madre, Brandy, y su hijo, Deuce, porque sentía que había fallado a mucha gente. Un derrumbe a partir del que resurgió para dar lugar al mejor Tatum, el que irrumpiera en momentos como este.
“Estaba encantado de tener otra oportunidad y volver a casa en un día tan señalado, en un séptimo partido y en el día de la madre. Felicidades a todas ellas, y en especial a la mía”, resaltaba exultante el ‘0’, que también entró en la historia de Boston como ‘celtic’ con mayor anotación en un séptimo partido, por encima sus 51 puntos de los 47 de Sam Jones en 1963 y los 41 de Paul Pierce en 2008.
Mientras Embiid agachaba la cabeza ante Al Horford, Tatum se dedicó a hacer añicos a la defensa de los Sixers, exitosa durante gran parte de la serie. Con determinación, con ganas de hacer sangre y proclamar quién es mejor sobre todo en los grandes instantes, el alero buscó el emparejamiento con Embiid a través del ‘pick and roll’.
Si no le atacaba en el perímetro, osaba profanar su territorio con puntos en la pintura pero, aunque la jugada no acabara con puntos suyos, lograba el objetivo de sacar al camerunés de la pintura y dejar abandonados a su suerte a unos Sixers que se parten cuando no está el africano como guardián del aro.
Pero Tatum se vio también rodeado de una banda de lujo como siempre, con 25 puntos de Jaylen Brown, 12 de Malcolm Brogdon y el recital defensivo de un Al Horford que le tiene comida la moral a Embiid y que aportó en el otro lado de la cancha también volviendo a celebrar triples tras un 0/9 en los dos anteriores encuentros con un 2/5.
El dominicano contuvo a la perfección también a Harden a la salida del bloqueo directo, llegándose a quedar con la ‘Barba’, muy aislado también ante las ayudas. El base acaba contrato en junio -tiene una opción de jugar para seguir un año más-, y podría estar más cerca de volver a Houston que de quedarse en Philadelphia.
Pero este no es sólo su drama, el de un jugador de época de su anillo, sino el de una desolada ‘Philly’ otro año más, decepcionada ante la apatía de la ‘Barba’, el pánico de Embiid y el gafe de Rivers. Lo que se denominó como ‘El Proceso’ a principios de la pasada década para volver a ser grandes sigue con puntos suspensivos. Las Semifinales de Conferencia se han convertido en una cadena perpetua para los Sixers.
BOSTON CELTICS
11288
PHILADELPHIA 76ERS
Boston Celtics: Tatum (51), Al Horford (6), Robert Williams III (6), Brown (25), Smart (7).
Banquillo: Brogdon (12), White (3), Kornet, Grant Williams, Champagnie, Hauser, Pritchard.
Philadelphia 76ers: Harris (19), Tucker (11), Embiid (15), Maxey (17), Harden (9).
Banquillo: Melton (7), Reed (2), House (4), Korkmaz, Milton, Niang, Springer (4).
Parciales: 23-29/32-23/33-10/24-26
Árbitros: Scott Foster, Bill Kennedy, Eric Lewis.
Incidencias: séptimo partido de Semifinales de Conferencia (Este) disputado en el TD Garden de Boston ante 19.156 espectadores. Los Celtics han ganado la serie 4-3.
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