Primera piedra del nuevo proyecto femenino colocada. Ahora toca construir el resto del edificio. El Athletic vivió ayer su puesta de largo en Lezama con toda la ilusión del mundo. La que trae David Aznar para colocarse al frente de las bilbaínas con ilusiones renovadas y para volver a ser un equipo habitual de la zona noble. En las últimas campañas han sido undécimas, séptimas y décimas. El técnico se empeñó en dejar claro que quiere un bloque competitivo al máximo.
Pero es difícil. Y cada año, más. No solo para el Athletic sino para casi todos los clubes que no se llamen Barça o Real Madrid. Las diferencias en la Liga F se van pareciendo a las del fútbol masculino. El cuadro bilbaíno ha perdido en los últimos años a Maite Oroz, Damaris, Moraza, Lucía García, Valdezate y Oihane Hernández. Así es complicado crecer.
Y se trabaja mucho y bien y siguen saliendo jugadoras. Pero casi no les da tiempo a que ofrezcan un alto rendimiento en Lezama. Para cuando alcanzan ese punto ya tienen ofertas más suculentas sobre la mesa. Así que a seguir. No queda otra. Con un plantel joven que requiere de paciencia y buena letra.
Aznar prometió “rock & roll” en su presentación. Como idea de base es positiva porque en Bilbao gusta el fútbol con dosis de vértigo. El asunto es que la experiencia no fue muy halagüeña la pasada temporada con el masculino, que le pregunten a Valverde. No ya por la manera de jugar, principalmente por la matraca recibida a lo largo del curso desde todas las instancias.