El Alavés demuestra que está preparado para sufrir en esta temporada. Tras los duros varapalos sufridos en ambos derbis, supo rearmarse para, a base de voluntad y sacrificio colectivo, sacar adelante un muy comprometido encuentro frente al Mallorca. Al margen de los tres puntos, fundamentales, el equipo transmitió señales que invitan a la esperanza.
A partir del 1-0, su mejoría en la parcela ofensiva fue evidente. Aunque todavía restan muchas cosas por pulir, los de Asier Garitano logran un triunfo de pura supervivencia mientras continúan con su necesario proceso de acoplamiento.
Disputadas ya siete jornadas de Liga, algunos de los roles principales del equipo comienzan ya a definirse. Apoyado en la notable solidez ofensiva del pasado curso, Asier Garitano trata de ensamblar al medio campo con la línea de ataque.
En una vanguardia en la que únicamente continúa John Guidetti, al que el técnico trata de introducir en la dinámica del grupo cuanto antes una vez descartada su salida inmediata; el resto, todos recién llegados, tratan de conocerse entre sí y encontrar su papel a nivel individual.
En este sentido, algunos futbolistas empiezan a dar pasos importantes, conscientes de que están llamados a ser pesos pesados de este nuevo Alavés. Son los casos de Joselu y Lucas Pérez. Ambos han llegado este verano procedentes del fútbol británico después de que el club invirtiera para hacerse con sus derechos en propiedad. Cuentan con contratos de larga duración y, si rinden como se espera, se unirán al grupo de jugadores que forman el núcleo de la plantilla de cara a los próximos cursos.
Los dos están poniendo todo de su parte para responder a la confianza que la entidad, de la mano de Sergio Fernández, ha depositado en ellos. El asturiano nacido en Alemania lo está logrando con goles –tres de los cuatro del equipo llevan su rúbrica-.
En cuanto al gallego, aunque le está costando más, va encontrando su sitio con el paso de los partidos. Hasta el momento, ha quedado claro que juega mucho mejor cuando el equipo actúa con dos puntas.
Ya frente al Espanyol mostró su habilidad para combinar en las inmediaciones del área y en los últimos duelos, sobre todo en San Mamés, las contadas acciones con cierto peligro del equipo fueron fruto de sus caídas a banda, especialmente a la izquierda.
Notable canalizador
Pero sus mejores minutos los disputó este domingo frente al Mallorca. Entró en el minuto 57 por John Guidetti, que se estrenó como titular en este curso, y el Alavés lo agradeció. Su movilidad dio otro aire al cuadro babazorro que, tras mejorar en la segunda mitad, fue poco a poco acorralando a los bermellones.
Cierto es que, en su mayoría hasta el penalti, sus intentos ofensivos carecieron de la precisión necesaria en el pase para llegar con peligro. También lo es que una acción de demérito del adversario –el infantil penalti de Lago Junior-, le abrió de par en par las puertas del triunfo, pero, ante estos condicionantes, hay que destacar que los babazorros tuvieron la sangre fría y mentalidad necesarias para saberlo aprovechar.
Tras marcar con determinación el penalti, Lucas Pérez se erigió en el canalizador de los contragolpes albiazules. Estuvo a punto de marcar el segundo gol con un venenoso disparo y dio un gran pase entre líneas a Oliver Burke en la jugada del 2-0.
Sin duda, asumió la responsabilidad con la experiencia de un futbolista llamado a ser líder. “Estoy acostumbrado a lanzar los penaltis. Siempre han confiado en mí para ello”, apuntó al término del choque. Ahora, está convencido de que la victoria del pasado domingo “sirve para dar confianza al grupo de que se trabaja bien”. “Esta victoria nos refuerza mucho y el Alavés va a crecer”, afirmó. De momento, Joselu y él han dado un paso adelante para asumir los galones en ataque.
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