Thomas Lemar vive el momento más delicado desde que fichó por el Atlético de Madrid. El interior francés se convirtió en la pasada temporada en el jugador más caro fichado por el club colchonero (70 millones por el 70% de sus derechos). Hasta la llegada de Joao Félix (126 millones de euros), lo era y se esperaba algo a la media del esfuerzo realizado.
Al inicio de este curso, Simeone, técnico colchonero ya explicó que esperaba mucho de él. “Estoy muy contento por él. Se está ocupando de querer mejorar. Tiene unas condiciones muy buenas, y una técnica sobre la velocidad que seguramente aprovecharemos en el futuro. Y con trabajo. Se ha preocupado mucho de ello y el trabajo le pagará. Estoy seguro de que en la temporada que viene será un jugador muy importante para nosotros”, expresaba el entrenador.
En los primeros cinco partidos salió de inicio, incluso cuando el gran estado de forma de Vitolo ponía en duda esa preferencia. Sin embargo, el devenir de la temporada ha ido soslayando su peso y su papel en el equipo rojiblanco. Desapareció de las titularidades desde el derbi contra el Real Madrid, a finales de septiembre, hasta finales de octubre, cuando la lesión de Joao Félix dejó un resquicio a que volviera a tener minutos. Tres partidos seguidos de inicio, Athletic, Alavés y Sevilla que tampoco terminaron de hacerle despegar.
Ya antes del parón, se había caído de nuevo de los once elegidos por el Cholo, contra Leverkusen y Espanyol. Algo que parece que será habitual de ahora en adelante con la vuelta de Joao Félix.
El caso es que toda esta irregularidad no hizo que durante esta campaña, Didier Deschamps, entrenador nacional de Francia, se olvidase de él. Al contrario, le convocó para el primer parón y luego para el segundo, el presente.
Sin embargo, su aportación ha sido poco menos que testimonial con su país, donde también está perdiendo peso. Apenas 16 minutos en los últimos cuatro partidos. En el anterior parón no jugó ante Islandia y apenas contó con 14 minutos en el empate contra Turquía. En el presente tuvo dos minutos contra Moldavia y ninguno contra Albania. Si no juega regularmente en el Atlético será complicado que Deschamps continúe manteniendo su fe ciega en él.
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