A propósito de Yeray y Messi


La imagen no tardó mucho en viralizarse. Yeray fue al suelo para tratar de cortar el balón y Messi le pisó. Unos minutos más tarde ya corría otra instantánea con los mismos protagonistas y los papeles intercambiados.



A decir verdad, no recordaba aquel anterior pisotón de
Yeray
a
Messi
. O no debió de tener excesiva repercusión mediática o ando peor de memoria de lo que creía. Quién sabe.

Lo cierto es que el fútbol moderno se presta a todo este tipo de juicios a posteriori. La ralentización de las imágenes suele servir casi siempre para que una acción de contacto propia de las disputas por el balón parezca una agresión en toda regla. Todo se reduce a una simple cuestión de milésimas. De llegar un poco antes o un poco después que tu rival al choque.

Hay un elemento de análisis a tener en cuenta a la hora de juzgar este tipo de acciones vía imágenes a posteriori: la reacción de los compañeros del jugador que sale malparado. En el fútbol, aunque no lo parezca, existen códigos y más dentro del césped. También, justo es reconocerlo, peloteros que más que a dar patadas a la bola se debían haber dedicado al mundo de la interpretación. Cuando alguien va con intención de hacer daño, el resto lo sabe.

Los rojiblancos no reclamaron nada al árbitro por el pisotón de Messi. Ni siquiera pidieron explicaciones al argentino

Los jugadores del Athletic, visto lo visto el pasado martes en el Camp
Nou, no reclamaron nada al árbitro por el pisotón de Messi. Ni siquiera fueron a pedir explicaciones al crack azulgrana. Más claro, el agua.

El problema es que lo que queda en un lance más del juego tiene acto seguido una enorme repercusión entre los que se sienten agraviados por la decisión del colegiado y los defensores de la misma. Una bronca interesada; puesto que no se trata de incidir en el error o acierto del árbitro de turno, sino de recordar que otro pitó lo contrario con el papel de los personajes o equipos de turno cambiados. Lo más gracioso de todo es que los que más se suelen quejar de esta disparidad de criterios, suelen ser normalmente los más beneficiados. La risa, como el llanto, va por barrios.


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