A prueba: Scent Creator, un mezclador de esencias para fabricar ‘eau’ de lo que usted quiera

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¿A qué huele la mirra? La respuesta más probable –y en cierto sentido, más apropiada– a esta pregunta es: “Sabe Dios”. Si nunca hemos tenido muy claro qué era la mirra, difícilmente vamos a conocer su misterioso aroma. Los comunes mortales podemos distinguir el olor del perejil, el limón, el eucalipto y, si nos ponemos estupendos, olfateamos hasta la hierba recién cortada. Las fragancias naturales no se nos escapan, pero ¿qué hay de nuestros perfumes? Si nos guiamos por sus churriguerescos nombres, huelen a aire del tiempo, de Loewe; opio, de Yves Saint Laurent; eternidad de Calvin Klein o punto de partido de Lacoste. Si vamos más allá, a lo mejor descubrimos que huelen a mirra.

El Scent Creator es una oportunidad para viajar por los aromas que usamos como parte de nuestra identidad. Este aparato, creado por la firma The Alchemist Atelier ―el taller del alquimista―, es obra de la startup española Noustique y nos otorga la habilidad de crear nuestros propios perfumes con cierto conocimiento de causa gracias a la guía de una aplicación que permite consultar los detalles de cada aroma y determinar en qué proporciones deseamos que se mezclen y poner en marcha el proceso.

La instalación

La máquina es algo mayor y más pesada que una botella de agua de 8 litros pero fácil de instalar. Hay que reconocer tanto esta como sus accesorios están tan minuciosamente diseñados que da gusto mirarlos. La cuidada apariencia del Scent Creator, que en su carcasa exterior combina una pieza de metal con un cobertor de madera, prácticamente convierte lo que objetivamente es un mamotreto en un elemento decorativo que se adapta sin escándalo a cualquier estante.

Completada la mudanza en la parte física, toca instalar la aplicación en el móvil, que nos permitirá orquestar la creación de perfumes. Una vez creada la cuenta de usuario, basta pulsar un botón e introducir un código numérico para completar la conexión por bluetooth entre aparato y teléfono. Durante esta prueba se produjo un incidente en el proceso de conexión ―debido a una actualización reciente― que fue rápidamente resuelto a través del chat de atención al cliente de The Alchemist Atelier.

Los ingredientes

La materia prima con la que trabaja el Scent Creator se almacena en hasta 36 cartuchos de diferentes esencias entre las que figura ―por fin― la mirra. También los hay de madera, almizcle y bergamota, entre otros. Aunque de idéntica apariencia externa, los 35 aromas se dividen entre bases, aromas neutros que hacen las bases de lienzo; y acordes, que dan las pinceladas definitivas para el desarrollo de cada fragancia. Para quienes no lo tienen claro, The Alchemist Atelier ha creado una suerte de catálogo olfativo llamado Discovery Kit. Estos diminutos botecitos no sirven para sintetizar nuevos perfumes, pero permiten meter las narices en todas las esencias que ofrece la firma.

Cambiarle los cartuchos a esta novedosa impresora de perfumes es infinitamente más fácil que lidiar con las impresoras de documentos que llevan bastantes más décadas entre nosotros. Colocarlos están fácil como guardarlos en un cajón, basta extraer la bandeja, y deslizarlos en sus cubículos sin hacer el más mínimo esfuerzo o andar buscando pestañas que aseguren el recipiente.

La alquimia

Con cada cosa en su lugar y todo conectado entre sí, veremos en la aplicación la opción de crear nuestra propia fórmula y aparecerán ya identificados todos los cartuchos instalados en el Scent Creator. Cada ingrediente se muestra además acompañado de un collage de imágenes que representan su olor y una representación visual del modo en que se distribuyen sus notas dominantes.

De entrada, hay dos opciones: mezclar a lo loco o responder a unas cuantas preguntas sobre nuestras preferencias para obtener algunos consejos. Por temor a derrochar, optamos por la segunda vía y solicitamos un perfume no dirigido a un género concreto, que haga girar cabezas y apta para narices que disfrutan con el olor a madera. Con esos datos, el taller digital del Scent Creator nos ofrece probar y combinar seis esencias de las cuales tenemos tres: bergamota cítrica, madera fresca y almizcle suave. Las demás puede comprarse a través de la misma aplicación, por entre 18 y 24 euros, en función de si son bases o acordes.

En busca de un término medio entre las indicaciones de la aplicación y el derecho a meter la pata, seleccionamos el trío propuesto y, por supuesto, añadimos el cartucho de mirra. En el siguiente paso volvemos al redil y le explicamos a la app que estamos buscando una fragancia alegre y que pueda considerarse sofisticada. Su consejo es que combinemos 20 gotas de madera con 11 de bergamota, 4 de mirra y 15 de almizcle. Y aunque no somos nadie para llevarle la contraria al asistente, subimos tres gotas a la fragancia favorita de los Reyes Magos, porque hemos venido a jugar.

Capturas del proceso de creación de la fragancia en la aplicación
Capturas del proceso de creación de la fragancia en la aplicación

Ajustadas las cantidades, la mezcla es responsabilidad del Scent Creator. Como no sabemos si nos gusta el olor de la mirra ―y, a quién queremos engañar­, acabamos de descubrir en Wikipedia que la bergamota es una especie de limón verrugoso―, optamos por rellenar una botella de 5 mililitros en lugar de una de 20. Si la mezcla sale bien, tenemos la opción de guardarla para futuras creaciones e incluso compartirlas con otros usuarios a través de la aplicación.

Al pulsar en mezclar, la máquina comienza a emitir sonidos no lejanos a los de una impresora común, al tiempo que van cayendo intermitentes chorros de líquido en la botella, como si en lugar de crear una nueva y personalizada fragancia unisex, alegre y sofisticada, estuviésemos ordeñando una vaca. En menos de un minuto, el proceso ha terminado. Retiramos el recipiente, colocamos el difusor, alzamos el brazo dejando la muñeca al descubierto y paf: ha nacido un perfume que no huele nada mal.

Quien quiera iniciarse en la alquimia del perfume con The Alchemist Atelier necesita saber tres cosas: la primera, la tienda física está en Francia, pero su homóloga en internet hace envíos a España, Reino Unido, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo; la segunda, el Scent Creator cuesta 350 euros y los cartuchos se compran aparte individualmente o en sets que van desde 100 euros por el básico hasta 600 por el catálogo completo, y la tercera, existe la posibilidad de diseñar los perfumes en la aplicación y comprar la mezcla directamente a la firma sin tener el aparato en casa.

Para quienes se contentan con encadenar la compra de un único perfume que ya es parte de su identidad, adquirir el Scent Creator sería un gasto difícil de amortizar, pero no es descabellada la aventura de crear un perfume en remoto. Si se supera la barrera del precio, el aparato es una inversión ideal para los amantes de los perfumes que combinan distintas esencias en su día a día y disfrutan explorando nuevos aromas. Los más noveleros tienen la posibilidad de limitarse a fabricar botellas de 5 mililitros y cambiar de perfume como quien cambia de pasta de dientes, además el Scent Creator abre la puerta a regalar a los allegados fragancias personalizados y relativamente caseras.

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