A remolque de Gerard Piqué

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Piqué se besa el escudo del Barcelona tras su gol a la Real.
Piqué se besa el escudo del Barcelona tras su gol a la Real.FCB / Europa Press

“El jugador que siempre tendrá el mejor contrato es Piqué y puede que, por su personalidad, en tanto que jugador y emprendedor, es incluso justo que así sea”, afirma un ejecutivo que conoce la mayoría de los acuerdos que los futbolistas azulgrana tienen firmados con el Barcelona. La opinión es compartida por alguno de los agentes que hoy son requeridos para saber si sus clientes accederán también a actualizar su sueldo como ya ha aceptado el central, de 34 años, ante la crítica situación económica del club que preside Joan Laporta.

El gesto de Piqué ha agrandado su figura de icono culé en un momento de máximo apuro, agravado por la partida de Messi, y ha obligado a sus compañeros a ir a remolque como se advirtió después del partido con la Real Sociedad, cuando comparecieron Jordi Alba y Sergi Roberto, dos de los capitanes junto con Sergio Busquets y el propio Piqué. Busquets, que es quien ha heredado el brazalete de Messi, ni ha salido ante los medios ni está siempre en el foco, sino que prefiere actuar discretamente, más partidario de representar al colectivo que de actitudes individuales como las de Piqué.

Aunque la salida de Messi modificará la gestión del vestuario, Piqué siempre ha intentado ser compañero y solista al mismo tiempo, interesado en congeniar los intereses del equipo y de club con los suyos, sabedor de su ascendente sobre la afición, portavoz de las causas deportivas y sociales, protagonista en jornadas como la del referéndum del 1 de octubre de 2017. Aquel día se mostró favorable a la suspensión del partido ante Las Palmas, encuentro que se celebró a puerta cerrada, de la misma manera que se ofreció como cabeza de turco después del 2-8 de Lisboa.

Ya ofició de salvador en la junta de Josep María Bartomeu, cuando medió en el patrocinio de Rakuten por su amistad con el fundador Hiroshi Mikitani, y amplió sorprendentemente su contrato en octubre de 2020, al igual que Ter Stegen, De Jong y Lenglet, para diferir sus ingresos y ayudar a un club arruinado por la covid-19. Piqué también produjo —a través de su empresa Kosmos— el documental en el que Griezmann anunció que se quedaba en el Atlético antes de fichar por el Barça y se interesó por la comercialización del proyecto Barça Corporate que abarca a diferentes áreas del Barcelona.

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Nunca advirtió conflicto de intereses entre la entidad y una amplia actividad empresarial, presidida por la compañía Kosmos y especialmente visible en la organización de la Copa Davis, ahora ampliado el ramo a hacer de representante de tenistas (como el austríaco Dominique Thiem, ganador del US Open 2020). También se ha significado últimamente por su excelente relación con Laporta. El comunicado del club fue muy explícito cuando agradeció que Piqué se había rebajado “significativamente” el sueldo para que el club pudiera inscribir en LaLiga a Memphis Depay y Èric García, cuya aportación fue decisiva el domingo en el estreno del campeonato en el Camp Nou.

Rebajar o diferir

La decisión del central funcionó como propaganda y sirvió también para presionar a los demás capitanes que, de manera individual, han comparecido ante la prensa para ratificar que están en conversaciones con la directiva y que el acuerdo es simplemente una cuestión de timing, palabra utilizada por Laporta. La duda está en si los futbolistas se bajan los sueldos o se aplazan, extremo que varía según el interlocutor, aunque hay consenso en asegurar que se dan los dos supuestos y se tiende a eliminar los bonus por objetivos —funcionan como salarios encubiertos— y títulos, reducidos la última temporada a la Copa.

La rebaja en 2020 se situó en el orden del 12-15% del sueldo de los jugadores y ahora puede ascender en algunos casos al 20%. Aunque los afectados son inicialmente los capitanes, siempre dispuestos a negociar —Alba desmintió a quienes le acusaban de insolidario después del partido contra la Real— también se pedirá que se bajen la ficha los jugadores que más cobran, entre los que se encuentra Griezmann. La intención es no tocar en cambio los ingresos de los que menos dinero perciben, la mayoría de La Masia, salvo Ilaix Moriba, que no juega por no renovar un contrato de unos dos millones.

El técnico tampoco apuesta por Riqui Puig, quien curiosamente sí mantiene una buena relación con Laporta y Piqué. Un detalle más que refuerza el papel de espíritu libre que ejerce Piqué, un cliente excepcional de las redes sociales, bien conectado con Ibai Llanos y que se acaba de dar de alta en Twicht, sin perder contacto con las redacciones de los medios clásicos, especialmente de Barcelona.

No hay coincidencia en la cantidad del sueldo que el defensa central se habría rebajado la semana pasada: el 22%, según publica Cristina Cubero en Mundo Deportivo, o por el contrario, sería diferido y a cobrar después de acabar su contrato en 2024.

El contexto y su actuación abonan el debate sobre si Piqué es oportuno u oportunista, o las dos cosas a la vez, por la misma razón que se asume que mientras juegue será el que más cobra de los capitanes —38 millones brutos según publican diferentes medios— por lo que genera su figura y también por su influencia como futbolista, siempre competitivo, autor del primer gol de la era post-Messi después de renunciar a cobrar parte del dinero que le corresponde y propiciar el debut de Èric y Memphis. Individualista o líder, Piqué nunca fue en cualquier caso un soldado en una tropa cuya masa salarial era de 617 millones antes del adiós de Messi.

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