A River le sale un enemigo inesperado a pocas horas del desenlace de la Superliga

River es el mejor equipo del fútbol argentino. Aunque esta vez se puso en discusión una de las tantas frases instaladas en el diccionario futbolero. No se puede asegurar que los 11 de Gallardo den la vuelta olímpica el fin de semana. Su andar, su racha de visitante, sus repetidas muestras de carácter, llevar un punto de diferencia… Son varios los argumentos para definirlo como el candidato a ganar la Superliga. Después, los goles se gritan recién cuando la pelota pasa la línea del arco. En ese contexto, igual, apareció un enemigo inesperado para River.



Se enfermó su entrenador. Producto de una angina que lo dejó literalmente tirado en la cama, el ‘Muñeco’ no pudo viajar al partido de Copa Libertadores contra el Caracas (0-3 perdió con un equipo alternativo) y no pudo comandar los últimos entrenamientos de los titulares. En una semana con un humor distintos después de empatar con Defensa y Justicia en el Monumental, la noche que se había preparado para “matar” el campeonato, se generó la duda de algunos y la renovación de la ilusión de Boca, que de mínima se siente orgulloso de competir hasta la última fecha, como le gusta decir a Riquelme, la cabeza del todo el fútbol del club.

Hay dos puntos de vista muy distintos. Hay quienes piensan -con lógica- que River es un equipo rodado, que sabe su hoja de ruta y que si bien complica no arruina el plan que Gallardo no esté en algunas prácticas. De hecho su cuerpo técnico ha dado muestras de capacidad y personalidad en varias ocasiones. Pero del otro lado gritan -un tanto exagerados- los que dicen que nada es igual cuando los jugadores de River no ven al ‘Muñeco’ dando las órdenes.

El equipo de Núñez fue campeón de la Copa Libertadores en Madrid, contra Boca, con Gallardo en un palco por suspensión

El equipo de Núñez hasta fue campeón de la Copa Libertadores en Madrid, contra Boca, con su entrenador principal en un palco por una suspensión. Sí, en un punto medio, se puede describir que es un contratiempo inesperado, que pone de mal humor a Gallardo. No le gusta faltar. La muestra es que hace unas semanas casi que saltó del hospital después de una operación para ir a dirigir al equipo.

Gallardo, celebrando la Libertadores ganada con River en el Bernabéu
Gallardo, celebrando la Libertadores ganada con River en el Bernabéu

Ahora, además, Gallardo quedó con la sangre en el ojo. No le gustó la falta de reconocimiento para su equipo después del empate contra Hernán Crespo y, líder como siempre, garantizó en la rueda de prensa que tienen todo para ser campeones. Busca que los argumentos en contra sean un combustible para rebelarse y el sábado lograr el título que le falta en River: ganar la liga local.


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