El huracán Otis, que azotó la costa del Guerrero como categoría 5 el pasado 25 de octubre causó daños devastadores en el bosque tropical de los alrededores, analizó la agencia espacial estadounidense (NASA).
Las imágenes satelitales muestran que Otis arrancó árboles de raíz, derribó líneas eléctricas y desató torrenciales inundaciones y deslizamientos de tierra. El daño a la vegetación es especialmente notable en las montañas a las afueras de Acapulco.
“Los huracanes suelen perturbar los bosques templados y tropicales de las regiones costeras en Norte y Centroamérica”, dijo Jess Zimmerman, profesor de ecología en la Universidad de Puerto Rico.
“Los fuertes vientos desprenden las hojas de los árboles y rompen las ramas, y las grandes cantidades de lluvia combinadas con el viento facilitan a la tormenta arrancar de raíz los árboles en los suelos mojados“.
Zimmerman, que ha estudiado cómo cambia la composición de los árboles después de los huracanes, señala que los daños causados por Otis “indudablemente se deben al huracán”.
Las tormentas anteriores han ocasionado daños similares, que los científicos pueden examinar mediante la teledetección. Por ejemplo, Zimmerman fue coautor de una investigación que utilizó imágenes del satélite Sentinel 2 para estimar los daños a los bosques causados por el huracán María, una tormenta de categoría 4 que azotó a Puerto Rico en septiembre de 2017.
La NASA informó que los investigadores encontraron que casi una cuarta parte de la biomasa forestal se perdió con el huracán y que las zonas donde hubo grandes precipitaciones experimentaron el mayor daño.
El área de Desastres del programa de Ciencias Aplicadas de la Tierra de la NASA se ha activado en apoyo de las personas afectadas por el huracán Otis. A medida que se disponga de nueva información, el equipo publicará mapas y productos de datos en su portal de mapas de acceso abierto.
Los daños causados por Otis resaltan la creciente amenaza que representan los huracanes para los bosques tropicales de México y otras regiones del mundo, afirmó la NASA.
“El aumento de la intensidad y frecuencia de los ciclones tropicales puede tener un impacto significativo en la biodiversidad y el secuestro de carbono de estos ecosistemas”, aseguró.
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