África atraviesa la peor ola de la pandemia

África acaba de superar los seis millones de contagios (el 3,2% del total mundial) y los 150.000 fallecidos desde que se detectó el primer caso en el continente el 14 de febrero de 2020, según sus Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Entre los países más afectados están Sudáfrica, Marruecos, Túnez y Egipto, a pesar de que son los que registran el mayor número de personas vacunadas en un continente apenas inmunizado: solo el 1,6% ha recibido la pauta completa —en España, el 54,3%—. La OMS considera que una forma de resolver la falta de dosis en África sería que que los fármacos se produzcan en el continente.

La rapidez en el aumento de casos, provocada por la variante delta, que es casi tres veces más contagiosa que la primera que se detectó en Wuhan, hizo que en Sudáfrica se elevara el nivel de alerta a finales de junio, pero las escenas en los hospitales, con pacientes jadeantes y desorientados junto a médicos pendientes de que no les falte el oxígeno, se han multiplicado porque solo el 3,7% de la población está vacunada. En total se han administrado 690 millones de dosis en los 55 países de la Unión Africana (UA), donde viven 1.300 millones de personas.

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Pfizer (EE UU) y BioNTech (Alemania), productores de la vacuna de ARNn más usada en Europa, alcanzaron la semana pasada un acuerdo con Biovac (Sudáfrica) para el “llenado y acabado”, así como la distribución de dosis. Con dicho pacto, se espera producir cien millones de dosis al año. Una cantidad aún insuficiente según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la UA y organizaciones no gubernamentales.

“La producción local puede hacer frente a futuros brotes. Estamos mirando más allá de la actual crisis”, explicó en rueda de prensa este miércoles Matshidiso Moeti, directora de OMS África, convencida de que el desequilibrio en el acceso a las vacunas que vive el continente africano no será subsanado por Covax (Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 que incluye a 190 países) sino mediante la producción local. “Si queréis tierra os la daremos. Si queréis que os pertenezca al 100%, no nos importa, pero producid desde el continente africano”, concluyó Moeti en un mensaje directo. A lo que Strive Masiyiwa, enviado especial sobre el coronavirus de la UA añadió: “Queremos dejar claro a todos los proveedores que si queréis un futuro a largo plazo con nosotros, desde ahora, hay que producir la vacuna en África”.

Una enfermera administra la vacuna Sputnik en una clínica de Harare, Zimbabue, el pasado 9 de julio.
Una enfermera administra la vacuna Sputnik en una clínica de Harare, Zimbabue, el pasado 9 de julio. Tafadzwa Ufumeli / Getty Images

Es el segundo acuerdo que se materializa en el continente porque Janssen (fabricante de la vacuna de una sola dosis) ya está haciendo el rellenado y acabado con la empresa sudafricana Aspen Pharmacare, y se espera que en septiembre de 2022 hayan distribuido 400 millones de dosis en el continente.

“La población está cansada, comprobamos que empiezan a pensar que deben vivir con esto, a aceptarlo sin priorizar la prevención. Por ejemplo, en Congo Brazzaville la mascarilla ya no se lleva de forma correcta en general, se ha bajado la guardia, pero las tres medidas de prevención siguen estando vigentes: mascarilla, higiene y gel”, explica la doctora Mary Stephen, técnica de la oficina regional de la OMS en África. Al preguntarle si existen países cuya actuación y resultado podría ser un ejemplo, evita nombrar ninguno y explica que “hay Gobiernos que han optado por el encierro, teniendo en cuenta la complejidad de evitar la interacción entre las personas en los países africanos, pero lo importante es que un porcentaje elevado de la población sigue sin estar vacunada, y hay que hacer todo lo posible para limitar el contagio”.

El supuesto Plan para vacunar al mundo del Covid-19 ha fracasado en África. De hecho, mientras los países africanos esperan la llegada de nuevas dosis, en los países ricos (donde vive el 1,4% de la población mundial) se ha acaparado la mitad de la producción y, como critica la OMS, en la actualidad les sobran 2.000 millones de dosis.

Personal médico con equipo de protección atiende a un paciente con covid en la UCI del hospital de Machakos, en Kenia, a mediados de junio.
Personal médico con equipo de protección atiende a un paciente con covid en la UCI del hospital de Machakos, en Kenia, a mediados de junio.Brian Inganga / AP

Los ministros de Sanidad de Nigeria y Mauritania participaron en la rueda de prensa de la OMS para trasladar como desde realidades muy diferentes, por número de habitantes y capacidad logística tanto para combatir el virus como para distribuir la vacuna, la cooperación regional ha sido clave. “Las cosas han cambiado, sobre todo ante la angustia de cuándo recibiremos más vacunas. Están llegando gracias a los acuerdos globales y bilaterales. Estamos preparados para acelerar la vacunación, concentrándonos en las zonas más densamente pobladas”, explicó Osagie Emmanuel Ehanire, ministro de Sanidad de Nigeria. Mientras su homólogo mauritano, Sidi Zahaf, compartió que han tenido que organizar una campaña extraordinaria de vacunación para que el lote de AstraZeneca que habían recibido no caducara sin ser usado.

Otro de los retos a los que se están enfrentando los gobiernos africanos en la distribución de las vacunas, y que para Moeti es un argumento más para que se liberalice la patente y exista una producción local, es el tiempo que se emplea para localizar a personas que viven en lugares remotos, muchas veces en movimiento, y con un acceso limitado a un móvil o a una vía de comunicación que permita que sean monitorizados. Además del rechazo a la vacuna que se está viendo en países como Senegal, donde serán necesarias campañas de sensibilización porque como aseguró Moeti “los países africanos aún están lejos de poder ir a las playas o a ver un partido de fútbol como hacen los países ricos. Hay que mantener la prudencia”.

Se acerca a la utopía, como anunció John Nkengasing, director del Centro Africano para el Control y Prevención de enfermedades, lograr inocular al 20% de la población africana a final de año y que en 2022 se alcance la inmunidad de rebaño con el 60%, sobre todo cuando Burundi, Eritrea, el Sáhara Occidental y Tanzania aún no han recibido ni una sola dosis.


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