Al menos 127 muertos en enfrentamientos entre soldados y civiles en Sudán del Sur



Riek Machar, a la izquierda, felicita al nuevo ministro del Petróleo, Puot Koang Chol, durante su toma de posesión este lunes en Yuba.MAJAK KUANY / AFPSudán del Sur ya ha conformado un Gobierno de unidad nacional. Han tenido que pasar 18 meses desde la firma del acuerdo de paz, en septiembre de 2018, para que las dos partes enfrentadas en una durísima guerra civil que se ha extendido durante más de seis años y que ha provocado cerca de 400.000 muertos se pusieran de acuerdo. Los 34 nuevos ministros y nueve viceministros juraron este lunes su cargo en Yuba, la capital del país, ante los líderes de ambos bandos; el presidente Salva Kiir y su primer vicepresidente Riek Machar, hasta ayer enemigos viscerales que hoy se reparten el poder en el mismo Gabinete.Ha costado y es solo el primer paso, pero el nombramiento del Gobierno era clave para poner en marcha el acuerdo de paz. El reparto de carteras fue uno de los últimos escollos. Al final, Kiir escogió a 20 de los 34 ministros, Machar a nueve, entre ellos a su esposa Angelina Teny, que estará al frente de Defensa, y el resto fueron designados por otros partidos de oposición. El Ministerio de Petróleo queda en manos de Machar mientras que el presidente mantiene Interior y la cartera de Economía.El Gobierno tiene un objetivo claro. “Espero que trabajen para implementar los artículos del acuerdo de paz y para ofrecer los servicios que se esperan de ustedes a los ciudadanos de nuestro país”, aseguró Salva Kiir durante la toma de posesión, según recoge Efe. Asimismo, el ejecutivo debe preparar al país para organizar unas elecciones libres y democráticas en el plazo de tres años. Los enfrentamientos entre ambas facciones han disminuido de intensidad desde septiembre de 2018, pero la violencia no cesa en forma de conflictos intercomunitarios, normalmente entre agricultores y pastores. Solo este fin de semana fallecieron 40 personas en la ciudad sursudanesa de Rumbek.El desbloqueo de las negociaciones se materializó el pasado mes de junio tras la mediación de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), un organismo regional que agrupa a ocho países, y, en concreto, gracias al impulso al proceso de diálogo dado por el primer ministro etíope y premio Nobel de la Paz 2019 Abiy Ahmed. Tanto él como el presidente de Eritrea, Isaías Afewerki, mostraron su respaldo a las conversaciones entre Kiir y Machar con su presencia en Yuba, el pasado 2 de marzo.Una de las cuestiones más espinosas durante las negociaciones previas era la organización territorial del país y sigue sin estar resuelta. Salva Kiir defendía la existencia de 32 estados regionales, mientras que su rival era favorable a volver a la situación de 2011, que se componía de 10 regiones. Al final el presidente dio su brazo a torcer, pero incluyó en la propuesta de Machar tres zonas administrativas. Ambos prefirieron seguir adelante y continuar la negociación con el Gobierno ya formado. Por otra parte, la misión de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas en Sudán del Sur fue renovada por un año más, hasta marzo de 2021, con un despliegue de 17.000 soldados.La amenaza de una vuelta al conflicto está muy presente. Naciones Unidas lo sabe y por eso desde julio de 2018 impuso un estricto embargo de armas al país, con amenaza de sanciones incluida. Pese a ello, los dos bandos enfrentados mantienen sus propias milicias, desmovilizadas pero operativas, en cuarteles improvisados sin garantías de suministro de agua y comida, mientras el proyecto de crear un ejército nacional unificado con 83.000 efectivos aún no se ha puesto en marcha. De momento, son los combatientes de Kiir quienes guardan la seguridad en Yuba y a quienes está encomendada la protección del vicepresidente Machar y del Ejecutivo.Sudán del Sur logró su independencia en 2011 mediante un referéndum aprobado tras un largo conflicto con el Ejército sudanés. Sin embargo, solo dos años más tarde se sumergió en una guerra civil después de que el presidente Kiir acusara a su vicepresidente Riek Machar de organizar un golpe de estado. Además de los fallecidos, cientos de miles de personas han sufrido las consecuencias de una gravísima crisis humanitaria que mantiene a la mitad de la población bajo la amenaza del hambre, según las organizaciones humanitarias. El Gobierno nombrado este lunes tiene sobre la mesa la inmensa tarea de la reconciliación.


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