Alaba, nueve años después de aquella mano en el Bernabéu

El 25 de abril de 2012 pasó a la historia de la Champions League como el día en el que Sergio Ramos lanzó a las nubes su lanzamiento desde el punto de penalti en la tanda que el Bayern, y no el Madrid, certificó el pase a la gran final de aquella temporada. Pero aquel mismo día, mucho antes de la acción generadora de memes con el camero como protagonista, David Alaba acaparó los fotos por otro error. Fue cuando apenas habían transcurrido cinco minutos de partido cuando una inocente mano del austríaco, entonces de 19 años, facilitó que Cristiano Ronaldo hiciese desde los once metros un 1-0 que momentáneamente clasificaba a los blancos. Aquello pudo hundir moralmente a aquel joven lateral izquierdo del Bayern Múnich, pero ni mucho menos lo hizo. Alaba se recompuso y fue uno de los mejores del partido en lo que hizo las veces de su gran presentación ante el gran público.

Ha llovido desde entonces. Bastante. Y David Alaba no ha hecho más que evolucionar viéndose todo el talento que atesoraba entonces convertido en solvencia y seguridad en la zaga. Puede continuar actuando como lateral izquierdo porque a sus 28 todavía no ha perdido ni una pizca de su velocidad punta, pero lo hace más en el centro de la zaga siendo el mariscal de este Bayern Múnich.

A finales de la presente temporada dejará el Allianz Arena. Él mismo ya lo ha confirmado. Ya veremos si ficha por el Real Madrid, el Barça o algún equipo de la Premier, pero lo que está claro es que el equipo que se haga con él sin pagar traspaso por ello bien podrá decir que se ha movido con acierto.

Su partido este miércoles en la confirmación del pase del Bayern a cuartos de final de la Champions tras deshacerse de la Lazio no hace más que refrendarlo. Lo hizo todo bien. Tanto al principio siendo central como más tarde incorporado a la medular como fruto de las permutas efectuadas por Flick. Intercepciones, mayoría de pases largos completados (5/7) y en definitiva un 93% de acierto en los envíos para ponerle la guinda al pastel firmando la asistencia en el definitivo 2-1. Aquella mano en el Bernabéu quedó en anécdota para un Alaba al que le queda mucho camino por recorrer en la élite del fútbol.


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