Tonasket, un pueblo pequeño en la frontera con Canadá, es escenario de un escándalo cada más grande, que se desató por denuncias de que el alcalde la emprendió contra policias hispanos.
“Lo que usted hizo es aterrador”, le dijo al alcade Dennis Brown, una de cuatro cocejales, tras el testimonio del expolicía José Pérez.
Según el policía, el alcalde le dijo que quería que se llamara Joseph, y que usara ese nombre cuando estaba hablando con la gente en la comunidad, porque el nombre de José se escuchaba muy hispano.
Toneka, en el estado de Washington, queda casi en la frontera con Canadá, tiene solo 100,000 habitantes.
Y Pérez, es uno de tres uniformados del Departamento de Policía. Dice que inicialmente calló para proteger a su familia.
José dijo que se sintió humillado, sintió que no tenía valor, pero no podía decir nada porque el alcalde es el que controla el trabajo.
Esta no es la primera controversia o enfrentamiento del alcalde con el pequeño departamento de policía, por eso miembros del concejo municipal están exigiendo que renuncie.
Antes del incidente, el alcalde había disuelto el Departamento de Policía, despidiendo al jefe y a otro agente, también hispano, que se excedió en sus horas extras.
Pero según los dos agentes latinos, dicen que fue porque Cruz detuvo al hijo de una persona de raza blanca, influyente.
El otro policía despedido, John Cruz, dijo que ha habido un nivel extraordinario de racismo en contra de los policías hispanos.
El alcalde por su parte se rehusa a renunciar, y no respondió a la solicitud de entrevista de Telemundo.
Pero en castigo, el consejo le recortó el salario de $600 a $500 al mes.
Mientras tanto, los agentes trabajan para poder mantener dignamente a sus hijos.
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