Algo parecido al fútbol

Fue algo parecido a fútbol, pero no fue fútbol. Hubo goles y penaltis, multitud de penaltis por esta plaga de manos que amenaza con desvirtuar este juego casi tanto, o más, que el propio coronavirus. Pero no fue fútbol. Era una tarde para disfrutar de un nuevo duelo entre los dos equipos guipuzcoanos de Primera División y no hubo demasiado que celebrar. Primero porque dio pena tener que jugar en un escenario fantasmagórico. Y segundo por el preocupante nivel que dio el Eibar. A la Real le bastó extremar su ‘versión Miranda’, ser prácticos en toda su extensión, para llevarse los puntos de Ipurua con aparente sencillez. Sin que tuviera que sufrir el arreón de la grada. Sin sentir la mínima incomodidad del que juega como visitante. No fue fútbol, fue algo parecido al fútbol.



Resultó entre surrealista y del todo punto antiestético que en medio de todo el vacío sobresalieran las autoridades. Solos ante el peligro cuando habrían estado mucho más a gusto en el sofá de su casa que en un palco con menos sentido que nunca. Sin gente a la que representar, con los equipos como únicos exponentes del sentimiento que Eibar y Real son capaces de aglutinar en nuestra provincia. Imposible no sentirse como un elemento extraño cuando en la torre de enfrente de Ipurua había mucha más gente que en las vacías gradas del estadio. Es la imagen que se recordará de la primera vez que la Real ganó en Eibar en Primera División. Lo había logrado hace 13 años en su primera campaña en Segunda, nunca en la máxima categoría. Su triunfo no pasará a la historia.

GRAF5241. EIBAR, 10/03/2020.- El jugador de la Real Sociedad, Mikel Oyarzabal (d), marca un gol de penalti ante el Eibar este martes durante el partido aplazado de LaLiga Santander entre el Eibar y la Real Sociedad en el estadio de Ipurua de la localidad armera. EFE/Javier Etxezarreta
GRAF5241. EIBAR, 10/03/2020.- El jugador de la Real Sociedad, Mikel Oyarzabal (d), marca un gol de penalti ante el Eibar este martes durante el partido aplazado de LaLiga Santander entre el Eibar y la Real Sociedad en el estadio de Ipurua de la localidad armera. EFE/Javier Etxezarreta

El envoltorio influye

No hubo confraternización entre aficiones, ni besos, claro, entre parejas de ambos equipos. No hubo poteo previo ni los encargados de seguridad tuvieron que cachear a los aficionados. No hubo casi fotógrafos ni hubo bocata. Se empeñarán en decir que fue fútbol pero sólo fue algo parecido.

Si el envoltorio influyó a los protagonistas para que firmaran un espectáculo tan pobre sólo ellos lo sabrán. Que debieron sentirse en un contexto incómodo, escuchando nítidamente cada respiración del adversario o las instrucciones del rival, pocas dudas puede caber. Si eso fue suficiente para que el trámite del encuentro se convirtiera en una constante fricción, en una multitud de pérdidas de balón que provocaron que apenas se juntaran dos pases, en un compendio de errores técnicos que propiciaron uno de los peores partidos de la Real de la temporada, será un misterio de difícil respuesta.

Si, por contra, lo que trató de imponer la Real fue su firme voluntad de no permitir al Eibar aplicar su receta habitual en Ipurua, condenando al partido a una vía muerta en la que ni hubiera juego, ni transiciones, ni presión alta, ni centros laterales, ni nada de nada, su éxito fue incuestionable. Eso sí que es fútbol, aunque industrial, del gris, del que resulta tan difícil de digerir.

Cuesta recordar un partido de la Real con tan poca producción ofensiva (dos tiros a puerta). Cuesta recordar un Eibar tan deprimido, incapaz de superar con su ardor, con el optimismo que le suele acompañar en su campo, la férrea oposición de su adversario. Pocas veces un visitante en Ipurua desactivó con tanta facilidad a la escuadra armera. La Real no pretendía más, y lo logró. El Eibar quiso más, y no pudo. O no supo. Y el partido murió en medio de la nada, con ese halo de tristeza que le acompañó desde el inicio, cuando ni siquiera se llegaron a abrir las puertas del estadio.

Ambiente del partido a puerta cerrada Eibar Real Sociedad
Ambiente del partido a puerta cerrada Eibar Real Sociedad

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