Que su error le costó dos puntos al Espanyol en el duelo ante el Valencia es innegable, pero Álvaro Fernández es un porterazo. Al aficionado perico que no conocía al guardameta riojano antes de su aterrizaje en el RCDE Stadium le cuesta creer y confiar en que la dirección deportiva haya acertado al incorporar a Álvaro, pero hará bien en, cuanto menos, otorgar el beneficio de la duda pese a que los primeros pasos del portero como perico hayan sido titubeantes.
Otro error de Álvaro Fernández (aunque en aquella ocasión compartido con Calero) lastró al Espanyol en Donosti. Y desde entonces, sumado a que Lecomte tampoco estuvo demasiado acertado en el tramo inicial de LaLiga, circula en el ambiente perico cierto ‘runrún’ respecto a la portería. ‘Runrún’ contraproducente, por cierto.
Un portero necesita confianza. Es de entre todas las posiciones la que más necesita que se aplique a sus protagonistas aquello del ‘quiéreme cuando menos me lo merezca porque será cuando más lo necesite’. Y hará bien la afición del Espanyol, aunque le cueste, si da cariño a Álvaro Fernández en los próximos partidos. Hará bien si no repite el error cometido hace apenas unos meses con el canterano Joan García, que también es un porterazo y que tampoco tuvo la suerte de su lado en sus primeros partidos con el Espanyol.