Amancio Ortega irrumpe en la puja por las renovables de Repsol

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Pontegadea irrumpe en la puja por el negocio renovable de Repsol, según indican fuentes financieras. La petrolera busca un socio que tome el 25% de su filial verde, que valora en 3.000 millones de euros, con el objetivo de apuntalar su plan de alcanzar los 49 gigawatios en renovables.

Repsol cuenta actualmente con cinco ofertas de fondos de inversión y aseguradoras en una puja organizada por JP Morgan y lanzada a inicios de año. Según publicó CincoDías el pasado 2 de marzo, estas son las de los fondos de inversión especializados en renovables Predica, que forma parte del banco Crédit Agricole, Mirova, de Natixis, el fondo de pensiones canadiense Omers y las aseguradoras Axa y PGGM. Repsol tiene sobre la mesa cinco ofertas, pero también un posible inversor de postín, Pontegadea.

El family office de Amancio Ortega ya puso las miras en los proyectos renovables de Repsol hace meses. En noviembre anunció la compra del 49% de Delta I, un parque eólico que Repsol a su vez había adquirido a Forestalia en la primera operación de su historia en renovables, 245 millones en este activo. Fue la primera operación de Ortega en el segmento de las renovables. Pero puede que no la última.

Una vez rubricado este acuerdo, Pontegadea ha emergido como socio preferente para Repsol en la búsqueda de un inversor para su negocio renovable, toda vez que no abandona las negociaciones con fondos de inversión y aseguradoras. La patrimonial de Ortega mantiene hilo directo con la cúpula que pilota Josu Jon Imaz y, tras la experiencia con ese parque eólico, parece el socio idóneo, si bien la compañía estudia también las otras ofertas. Por un lado, la petrolera supone un aliado de confianza para que Pontegadea se lance a invertir en renovables. Por el otro, el fundador de Inditex supone un aliado idóneo para que Repsol demuestre al mercado, en los próximos años, que también es capaz de poner en el mercado megawatios verdes, y su negocio no está solo ligado al petróleo. Consultados por este periódico, fuentes de Repsol y de Pontegadea han declinado hacer comentarios.

750 millones

Repsol afronta esta operación como una verdadera transformación de su modelo de negocio. Cuenta con unos 700 megavatios en operación en centrales hidroeléctricas, heredados de Viesgo, a la que compró en 2018 una cartera de activos de generación de bajas emisiones con un total de 2.350 megavatios, incluyendo en esta magnitud las dos centrales de ciclo combinado. En energía eólica cuenta con 430 MW operativos y en fotovoltaica, con 390 MW adicionales.

La compañía tasa su filial verde para esta operación en 3.000 millones. Un precio que rebajó, desde los 4.000 millones iniciales, tras haber sacado del perímetro de la operación esos dos ciclos combinados, que no son renovables de pura cepa y suman unos 1.600 MW operativos. Con la venta de hasta el 25% de esta sociedad, Repsol recabaría en torno a 750 millones para apuntalar financieramente su giro verde.

Repsol planea elevar su capacidad en renovables con proyectos identificados por casi 49 gigavatios, de los que el 20% se clasifican como de alta visibilidad. La misión con esta operación es lograr dinero contante y sonante para seguir invirtiendo en el negocio verde. Los proyectos englobados dentro de la categoría como de bajas emisiones de carbono suponen 6.500 millones, el 35% de los 19.300 millones anunciados para el periodo entre 2021 y 2025.

Además de este proceso para encontrar un socio para todo su negocio renovable, Repsol maneja otras palancas para financiar su crecimiento en este área. Mantiene abierta la posibilidad de incorporar también a socios a cada uno de sus parques eólicos o solares, tal y como realizó con la propia Pontegadea.

En el horizonte para el negocio renovable de Repsol aparece la salida a Bolsa, a imagen de la operación que realizó Acciona el año pasado. Fue la primera idea que tuvo Repsol para esta filial, cuando en la presentación de su plan estratégico en 2020 planteó por primera vez una operación con su negocio verde, pero rápidamente decidió desistir. Los inversores le reclamaban que antes demostrase un cierto recorrido en el negocio renovable, para lo que la petrolera optó por buscar un socio. Y ahora ha puesto negro sobre blanco el compromiso de sacar la compañía a Bolsa en los próximos años para tratar de atraer a posibles inversores.

Para el family office de Amancio Ortega, esta operación supone la entrada en un terreno ignoto. Tradicionalmente, Ortega había utilizado su sociedad patrimonial para invertir en inmobiliario. Pero en los últimos años ha optado por tomar participaciones minoritarias en compañías como Telxius, filial de Telefónica para la gestión de sus torres de telefonía, y en Red Eléctrica.


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