Jugar a polis y cacos desde el móvil y el ordenador. Among us no tiene más misterio. Ni gráficos de última generación ni una trama digna de Oscar ni controles complejos. En este videojuego no existe el más mínimo alarde técnico. Personajes en dos dimensiones —dignos representantes de algunos títulos ochenteros—, movimientos lineales y un único fin: juntar hasta a 10 amigos para destapar qué dos jugadores asesinan y sabotean a los demás durante la partida. Entre medias, discusiones, a veces a cara de perro, para averiguar quiénes son los impostores.
Esta sencillez ha cautivado a la plataforma de emisión de contenido en directo Twitch, propiedad de Amazon. Tanto todo tipo de streamers, como Ibai Llanos y ElRubius, hasta personajes públicos, como la congresista estadounidense Alexandra Ocasio-Cortez y el futbolista Thibaut Courtois, vician al videojuego de moda del momento. Una moda que ha disparado las métricas de Twitch. Ocasio-Cortez alcanzó los 450.000 espectadores en su canal este martes e Ibai supera sin problemas la barrera de los 100.000 cada día que emite Among Us. Y si nos fijamos únicamente en el título, se encuentra a las puertas de llegar a los 100 millones de descargas en todo el mundo.
Sin embargo, el éxito no responde a ninguna estrategia de marketing de los desarrolladores ni nada por el estilo. Lanzado en junio de 2018, fue el proyecto fin de carrera de los estudiantes Marcus Bromander y Forest Williard. Más de dos años han tenido que transcurrir para que su compañía indie, InnerSloth, rompiera el mercado —cerca del 70% del total de descargas se han pruducido en los dos últimos meses—. Twitch y los creadores de contenido son los máximos responsables de este logro. Como ya sucediera en verano con Fall Guys, Among Us ha vuelto a demostrar la importancia de las plataformas de emisión en directo para encumbrar a determinados videojuegos, incluidos aquellos de los que la mayoría de gamers no había oído hablar jamás.
Explica Héctor Puente, doctor en videojuegos por la Universidad Complutense de Madrid, que Among Us cuenta con varios ingredientes para cautivar a los espectadores de Twitch o YouTube. El más importante es su capacidad para que, en cualquier momento de las partidas, podamos seguirla. Comprendemos lo que sucede, duran poco y no hay ningún argumento de por medio. “Es ágil, rápido y no hay ninguna narrativa enrevesada. Esto es buenísimo para quienes emiten en directo porque prima más la jugabilidad que cualquier otra característica. Es muy fácil ver su contenido”.
Engancha a millones de usuarios tras las pantallas por las situaciones que genera. Es un producto audiovisual gracioso de ver. Entretiene, que es parte indispensable del negocio de estas plataformas. Muchos espectadores querrán después de fijarse en Ocasio-Cortez o ElRubius disfrutar con sus amigos al igual que lo hacen ellos, pero no es el patrón habitual con este videojuego. “Tengo conocidos que no juegan a nada y disfrutan viendo a los streamers. Among Us permite la cocreación de contenido con el público. Facilita innegablemente que esté tan en boga”, sostiene Puente.
Cambio de paradigma
La industria vive bastante obsesionada con lograr la fórmula mágica del éxito. Among Us ha retorcido nuevamente las creencias más elementales. La calidad técnica y visual solían ir de la mano del éxito comercial, pero estos monigotes bidimensionales y de otra era lo han cuestionado. Ya no es necesario volverse loco con conseguir una experiencia inmersiva y realista para saciar el paladar de los jugadores. Un jugador que, en este título, nada más abrirlo rebaja cualquier expectativa debido a la estética que muestra. “Nadie espera que sea la leche. La gracia está en socializar y dramatizar una actuación de bueno o malo en cada partida. Está hecho para amigos y para reírte”, zanja Puente.
Cuesta pensar que InnerSloth rozara las cifras actuales sin el espaldarazo de los creadores de contenido. Divulgan y generan tendencias a gran velocidad. Viralizan juegos a un ritmo frenético, aunque solo unos pocos alcanzan el estrellato. La suerte de Among Us es que ha permitido que los streamers llenen horas de emisión, retroalimenten los canales entre unos y otros y cada vez más gente quiera sumarse a la diversión que muestran. “Son líderes de opinión. Sus prácticas tienen peso y la gente quiere imitarlas y reproducirlas”, concluye Puente.
El momento de la consolidación viene ahora. Sus creadores han anunciado cambios y mejoras para mantenerse en la cima. Eso sí, la venta de la quinta generación de consolas está a la vuelta de la esquina y otros videojuegos, por ejemplo, Phasmophobia, amenazan con convertirse en la nueva moda en Twitch. Con Fall Guys ya ha ocurrido: su verano de popularidad ha dado paso a un otoño de anonimato, pese a que estrenaron nueva temporada hace solo dos semanas. Y ambos títulos son muy parecidos, sobre todo con respecto a la experiencia de usuario que ofrecen.
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