Como se esperaba, no ha habido sorpresas. A pesar de que vivimos tiempos convulsos, el Eibar ha vuelto a hacer gala de su fortaleza económica en una Junta General de Accionistas que se ha celebrado de manera telemática por las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
Tras el informe anual de la presidenta sobre la situación del club, se ha pasado a exponer y proponer para su aprobación las cuentas anuales de 2020, los estados de información no financiera (novedad este año), la renovación de auditores y la delegación de facultades. Todas las cuestiones han recibido un apoyo casi unánime de los 251 accionistas que han estado presentes o representados, que representaban un total de 10983 acciones, el 23,77% del total. En el segundo punto del orden del día ha habido 10850 votos a favor, en el tercero 10889, en el cuarto 10805 y en el quinto 10799.
El presupuesto para este año asciende a 58,4 millones de euros, con un superávit previsto de 5,5. Sin embargo, ocho millones de la pasada campaña se trasladan al ejercicio económico actual porque se disputaron siete partidos del pasado curso futbolístico en julio. Por lo tanto, podría decirse que la cifra real es cercana a los 50 millones, casi tres menos que en el ejercicio anterior (52,9).
A pesar de que la holgada situación patrimonial existente ha permitido no tocar los salarios ni las inversiones en futuros proyectos como la ciudad deportiva en Areitio, la entidad armera ha tenido que hacer recortes y reconoce que los ingresos se han reducido en un 10%.
Con todo, las cuentas ofrecen un volumen de negocios de 47,3 millones de euros y un beneficio antes de impuestos de 12,6 kilos, frente a los 20 previstos en el presupuesto presentado a los accionistas en la junta del año pasado. Por su parte, la entidad cuenta con activos por valor de 90,4 millones de euros, 16,8 más que el año pasado, y el patrimonio neto se ha incrementado en el último año en un 30% y alcanza en la actualidad los 66,5 millones.
Además, han querido recalcar que la situación económica del Eibar es buena dentro de las dificultades generales que afectan a todo el mundo. Se está utilizando parte del beneficio generado en ejercicios anteriores para hacer frente a la situación actual e intentar lograr una nueva permanencia en Primera División, con el límite salarial de 42,71 millones cubierto, aunque la sostenibilidad nunca está en riesgo.
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