Ana de Armas, la actriz que da la espalda a Hollywood y a Ben Affleck


Una imagen tamaño real de una Ana de Armas de cartón en la basura de la casa de Ben Affleck en Los Ángeles, California, ha dado la vuelta al mundo (y a Internet) esta semana. Se trataba de una campaña publicitaria que la actriz guardaba desde hace unos meses en la casa del actor, donde se instaló este verano. Junto al protagonista de Batman ha vivido la intérprete hispano-cubana este tiempo de pandemia que le ha impedido viajar a su Cuba natal. Ahora, después de que los actores hayan decidido terminar su noviazgo tras un año de relación, De Armas —la real y la de cartón— busca su sitio.

Esta nueva situación para la intérprete, que se dio a conocer por su papel en la exitosa serie española El Internado, parece que no le supondrá un gran problema, ya que lleva media vida agarrando sus propias riendas. A los 13 años se matriculó en la Escuela Nacional de Arte de Cuba, hizo su primera película cuando aún estudiaba a los 16 y a los 18 se mudó a Madrid. Gracias a ser nieta de abuelos españoles, pudo salir de su país con un pasaporte español. Lo que no se esperaba era lo rápido que su papel en la ficción juvenil la iba convertir en un rostro familiar en España.

“Fue un gran cambio para mí. Casi de la noche a la mañana volverme tan famosa, ser reconocida por la calle y que todo el mundo me parara… fue surrealista”, reconocía recientemente en la revista Flaunt. Después de seis temporadas y varios papeles en la gran pantalla, De Armas sintió la necesidad de regresar a su hogar. La nostalgia y la búsqueda de un cambio de rol en sus personajes hizo que, tras reponer fuerzas con su familia en La Habana, decidiera asentarse en Los Ángeles. Ahora, a sus 32 años y tras varios de ellos sin parar de trabajar y perfeccionar el idioma, ha dejado atrás esos papeles, primero de adolescente sexy, y después de latina costumbrista. Su carrera en Hollywood alcanza ya grandes vuelos.

Sin embargo, De Armas no quiere que esa ciudad llena de ruido y tráfico de California sea su destino final. La residencia y la idea de formar una familia en un futuro son dos de los motivos que han llevado a Ana de Armas y Ben Affleck a tomar caminos separados. Al parecer, ella desea tener hijos algún día, algo con lo que Affleck no está de acuerdo porque ya tiene tres de su anterior matrimonio con Jennifer Garner. Por ellos, el actor vive en Los Ángeles y no está entre sus planes inmediatos mudarse. La ruptura, según recoge People de fuentes cercanas a la ya expareja, ha sido amistosa y ambos mantienen el contacto y un gran cariño, pero ninguno se ha pronunciado públicamente sobre el asunto. Tras poner su casa de Venice a la venta, De Armas busca un alojamiento próximo a su trabajo pero que le asegure una cierta discreción.

La actriz, que huye de los cánones de la industria, anhela la privacidad lejos de la pantalla y ella decide qué, cuándo y cómo mostrar a esa ventana de su intimidad. La última publicación en sus redes sociales data del pasado noviembre, y salvo algún post dedicado a sus animales o al actor, el resto es promoción de su trabajo: proyectos cinematográficos, portadas en reputadas revistas de moda o selectas campañas publicitarias a las que ha prestado su imagen. Pese a que la pandemia paralizó todos sus planes, 2020 ha sido un gran año para Ana de Armas, que espera que este 2021 todo ese esfuerzo vea sus frutos. Interpreta a la nueva chica Bond en la entrega número 25 de la saga del agente 007, Sin tiempo para morir, cuyo estreno está previsto para octubre después de haberse pospuesto por la crisis sanitaria. También tiene pendiente Deep Water, el thriller sobre un matrimonio donde conoció a Affleck; y Blonde, la película sobre Marilyn Monroe que Netflix lanzará previsiblemente a lo largo de este año.

Casi mimetizada con el mito de la ambición rubia de Hollywood, papel para el que se preparó a conciencia leyendo sus biografías y todo lo que se escribió de ella, De Armas considera la fama la mayor consecuencia de su profesión. Admite que preferiría que la excesiva atención pública no fuera el resultado de su trabajo diario. “Toda esa exposición mediática también fue la peor pesadilla [de Marilyn] y creció en mí mucha empatía por ella y por lo que estaba pasando. Fue un momento muy intenso para ella”, reflexionaba en la misma entrevista.

Se define como una persona muy trabajadora y también muy familiar. Las imágenes de ella paseando junto a Ben Affleck y bromeando con sus hijos lo reflejan, y cada vez que viaja a Cuba lleva sus maletas repletas de ropa, medicamentos y otros suministros que escasean en la isla para sus familiares y amigos. Sabe que la interpretación es su pasión y aunque se siente afortunada por haber hecho de Hollywood su realidad, tiene claro que no quiere que la ciudad se convierta también en su vida. “Tengo grandes amigos y me han sucedido cosas increíbles en Hollywood, pero el estilo de vida, la exposición y los intereses comerciales constantes no son para mí”, reconoció hace un año a la revista Vanity Fair USA. Tras recibir en 2020 su primera nominación al Globo de Oro a la mejor protagonista de una comedia por Puñales por la espalda, De Armas mira a su futuro con la misma ilusión con la que empezó hace más de 15 años, pero con una nueva madurez que le permite intercalar sus grandes proyectos con una vida centrada en los suyos y en los que están por venir. La Ana de Armas de cartón sigue en la basura de Ben Affleck, pero la verdadera todavía tiene mucho por explorar.




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