Anna y Daniel, el influyente dúo de treintañeros que vende la luz de Valencia al mundo


Esta semana han vuelto a ver sus nombres en una lista Forbes; junto a los de Rosalía e Ibai, Anna Devís (Albuixech, 30 años) y Daniel Rueda (Albacete, 31) figuran como el puñado de treintañeros más influyentes de España. En pleno confinamiento, ya fueron incluidos en la clasificación homónima a nivel europeo, donde se mezclaban con Greta Thunberg o Cara Delavigne. Su obra se vende en galerías de Estados Unidos a Israel, han plantado una falla para Meta en Cannes, han rodado un documental sobre Dubai para la CNN, han dado conferencias —presenciales— ante miles de personas y las oficinas públicas de Turismo de medio mundo (Austria, Qatar, Argentina, Copenhague) se los rifan para convertir sus edificios, calles y plazas en iconos pop virales en Instagram.

“El 90% de nuestros clientes son de fuera de España, pero casi todo nuestro trabajo se desarrolla en Valencia”, responde Devís. Por ejemplo, la serie publicada recientemente en el dominical de The Guardian,se compone de escenas creadas en la ciudad donde estudiaron arquitectura. Han hecho campañas visuales para marcas como Disney o Netflix, pero su tablero de juego sigue siendo “el color, la luz natural y la creatividad que solo tenemos aquí”, añade Rueda. De hecho, su producción durante los últimos años se ha disparado y de ello ya da buena cuenta una larga lista de proveedores en el cap i casal entre los que se encuentran artistas falleros e imprentas.

‘Feli-ciudad’, 2018. Valencia (España).ANNA DEVÍS Y DANIEL RUEDA

Estudiaron en la Universitat Politècnica, pero son dos de los storytellers (narradores) más famosos del mundo a partir de la fotografía. “Desde la facultad, antes de ser pareja, veíamos la arquitectura de una forma muy amplia. A día de hoy, nos cuesta identificarnos como artistas, aunque hace años que vendemos obra física y digital. ¿Arquitectos? ¿Fotógrafos? Sí, somos, pero siempre hemos tenido claro que buscábamos un futuro multidisciplinar. El cómo no estaba tan claro”, comenta Rueda. La prueba de que “todo nació como un juego” se evidencia en la separación de sus populares cuentas en redes sociales, @drcuerda y @Anniset: “para las marcas, a veces, es confuso. No saben si podemos publicar en una u otra cuenta. Nos lo tomamos con humor, pero… ¡ojalá hubiéramos sabido que íbamos a acabar viviendo de esto!”, añade ella.

El éxito de audiencia y repercusión de Devís y Rueda es el triunfo de la belleza frente al volumen que exigen las redes para el coeficiente mínimo de visibilidad. “El clic en la cámara es, de todos los pasos de nuestro trabajo, el más sencillo. Nuestras obras se han convertido en escenografías y composiciones, atrezo, esquemas de luz, horas de localización, preproducción, guion y edición”, dice Rueda. “Daniel es la parte racional y yo la creativa. Tenemos claro que la suma de este equilibrio y Valencia son la base de nuestro trabajo y del impacto que hayamos podido tener”, añade Devís. Así sucede desde los dos primeros iconos globales creados desde esta factoría de imágenes: Eggcellent y Digital Rain, ambas de 2017, año en que consolidaron su profesionalización.

‘Hecha un Pincel’, 2019. Miami (Estados Unidos de América). / ‘Pintoresca’, 2019. Helsinki (Finlandia).Anna Devís y Daniel Rueda

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No obstante, el dúo creativo admite cierta contradicción entre su obra, sus elogios por Valencia y “los excesos visuales” en el espacio público que les caracterizan: “Si pensamos en planificación urbanística, cableados, mobiliario urbano, colores en el espacio público… es evidente que la ciudad no tiene una dirección visual o creativa. Cuando trabajamos en ciudades nórdicas, nos cuesta no ilusionarnos ante la posibilidad de que nos aproximemos a unos mínimos en este sentido. Valencia está llena de iconos y rincones, pero sería maravilloso que a nivel institucional interiorizaran el grado de bienestar que reporta la armonía en el espacio público. O más coherencia. Con nuestra luz natural, ¡sería un escándalo!”, coinciden.

Algunas de las imágenes por las que hoy son reconocidos han supuesto semanas y hasta meses de trabajo. Mientras atienden a esta entrevista, en el descanso previo a la entrega de un proyecto para China, insisten en reconocer cuál ha sido su mayor enseñanza durante estos años de influencia: “Hemos aprendido a perder alguna batalla, aceptar cierto fracaso, abrazar cierta imperfección y entregar a tiempo. Una obra nunca está acabada”, concluye Rueda.




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