Jokin
Aperribay era un hombre feliz y emocionado. “Es imposible explicar lo que se te pasa por al cabeza, son muchas cosas”, reconocía. “Es el premio al esfuerzo de mucha gente. Son 32 años,la Real ha pasado por muchas cosas, odiseas en el desierto… Es el momento de disfrutar y de aprovecharlo. Vamos a ir a Sevilla con fuerza”.
El presidente txuri urdin ha llevado al equipo desde la Segunda División hasta su primera final en tres décadas, pero no quiso que los focos se centraran en su figura. “No creo que sea el momento del presidente, es el momento de la afición y de los jugadores. Lo siento así. Estoy encantado, feliz, obviamente también por mí pero sobre todo por la afición. Lo que estamos viviendo este año, sin pistas, con 35.000 socios, la gente respondiendo así… Siento mucha gratitud hacia la afición, sobre todo por cómo han estado con nosotros en los malos momentos”.
Será la primera final para muchos hinchas realistas. “Me hace mucha ilusión por todos esos aficionados que no han vivido una final, y por los que la recordamos como algo lejano. Yo todavía me siento joven, pero es verdad que han pasado 32 años. En la década de los 80 hicimos muchas cosas: dos Ligas, una Copa, una Supercopa, dos segundos puestos, una semifinal europea. Repetir es muy difícil pero a ver si empezamos en Sevilla”.
Aperribay repartió felicitaciones casi desde el pitido final. “Lo celebraré con mi hijo, que ha venido, con mi familia y abrazando a los consejeros, técnicos y jugadores. He dado las gracias a cada jugador, a Imanol, a Labaka y al cuerpo técnico entero. Son los que nos han traído hasta Anduva y hasta Sevilla”.
El presidente realista no quiso elegir un rival para la final. “Una final vasca sería inédita, muy bonita, pero tenemos el máximo respeto al Granada. Va a ser una semifinal muy dura, felicitaremos al que gane y trataremos de llevarnos la final”.
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