Jokin
Aperribay repartía sonrisas en la presentación del nuevo campo, ahora llamado Reale Arena. Es su gran artífice, aunque sostiene que “no es mi obra” y lo que tiene claro es que en este momento el club está en disposición de ser más fuerte y afrontar los retos más ambiciosos de futuro: “Es un día muy bonito”, significa el presidente realista, que relata: “Hemos sudado la camiseta para que esto ocurra. Lo hemos trabajado y soñado. La Real ha hecho un esfuerzo importante porque es realmente la que paga el campo, por lo menos en un porcentaje altísimo”. No ha querido cuantificar el coste de la reforma del estadio, aunque supera los 70 millones de euros. La aportación de Reale Seguros para que luzca su nombre durante los próximos seis años ronda los 12.
Anoeta lucirá todas sus galas ante el Atlético de Madrid el sábado, con 39.000 butacas disponibles y una previsible entrada excepcional: “Es una casa de la que todos nos sentimos orgullosos, donde los jugadores se pueden sentir arropados. Nos puede llevar lejos y eso me pone muy contento”, dice el empresario debarra. También lanzó algunas de sus frases más habituales referidas al nuevo Anoeta, como que “es el mejor fichaje que podemos realizar”, o “es un gran paso de cara al futuro” o “la Real ahora es más fuerte”.
Es una casa de la que todos nos sentimos orgullos; la Real lleva anhelando un campo de fútbol desde los años 70”
Sin duda, el del sábado ante el Atlético será “un día muy especial”. Y lo explica Aperribay: “La Real lleva mucho tiempo anhelando un campo de fútbol, desde los años 70. Vinimos a un campo con pistas de atletismo, pero nunca las quisimos”. De hecho, han sido un estorbo y una traba para crecer antes. Lo explica el propio presidente: “No podíamos pensar en una Real que crezca, sea competitiva y esté en Europa con pistas de atletismo. La pasión y la fuerza no se podían transmitir cuando había 45 metros de distancia entre la grada y el campo. Era algo básico para crecer y afrontar retos de futuro”.
Lo mejor, “la historia que está por escribir”
Con los plazos de obra “cumplidos”, el máximo mandatario de la Real describe así el Anoeta remodelado: “Es un campo bonito, acogedor, agradable. Los jugadores estuvieron muy contentos trabajando en él. Lo mejor es la historia que está por escribir. Entre todos vamos a escribir una historia muy bonita en este campo”.
Si este proyecto ha podido materializarse ha sido por el esfuerzo casi obsesivo del presidente realista, que, no obstante, manifiesta con humildad que “nunca lo he sentido como algo personal. Me ha tocado ser presidente en este momento. Yo no soy importante”. Quiere transmitir la idea de que este proyecto no lleva únicamente su firma: “¿El campo de Aperribay? Olvídate de eso. No la considero mi obra. Mucha gente ha trabajado para esto durante muchos años. No lo pienso, no se lo diré así ni a mis nietos”. Va más allá y desgrana que “me ha tocado a mí, no es más. Si otra persona fuera presidente de la Real, estaríamos en el mismo momento. No es algo especial. Lo hubiera vivido igual si no fuera presidente”.
Me ha tocado a mí, no es más. Si otra persona fuera presidente de la Real, estaríamos en el mismo momento”
Su intención siempre fue la dar un paso a un lado cuando estuviera la obra completa. No obstante, dice que su futuro “depende de los accionistas, de que me voten o no. Me veo con mucha fuerza. No he pensado que sea el final. No voy a decir cosas que ni he pensado”.
El presidente, ya pensando en el partido contra el Atlético, señala que “estoy seguro de que vamos a ganar. El Atlético es un equipo grandísimo, le tenemos el máximo respeto, pero también mucha ilusión. Veo al equipo con mucha fuerza”.
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