Aplazada al 8 de octubre la primera corrida de la Feria de Otoño de Madrid

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(De izqda. a dcha.) José María Manzanares, Diego Urdiales y Paco Ureña inspeccionan el ruedo de Las Ventas minutos antes del aplazamiento del festejo.
(De izqda. a dcha.) José María Manzanares, Diego Urdiales y Paco Ureña inspeccionan el ruedo de Las Ventas minutos antes del aplazamiento del festejo.Plaza1

La primera corrida de la Feria de Otoño, que se iba a celebrar este viernes, ha sido aplazada al próximo día 8 de octubre, a causa de la fuerte lluvia caída unas horas antes del inicio del festejo y que dejó el ruedo convertido en un auténtico barrizal.

La decisión, consensuada por los tres matadores, la empresa y el equipo presidencial, fue anunciada en torno a las siete de la tarde, casi una hora después de la hora fijada para el comienzo de la corrida.

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En el cartel estaban anunciados los diestros Diego Urdiales, José María Manzanares y Paco Ureña, que iban a lidiar y estoquear seis reses de las ganaderías de Jandilla y Victoriano del Río.

Con semblante muy serio, poco después de que la decisión fuera anunciada, Ureña abandonaba la plaza de Las Ventas “muy triste”, según reconocía a este periódico. También atendía al diario EL PAÍS Luis Miguel Villalpando, apoderado de Urdiales: “La decisión ha sido unánime y de sentido común. Lo sentimos mucho por el público, pero el ruedo estaba impracticable e iba a ser muy difícil estar asentado con la corrida. Madrid es Madrid y merece un respeto”, declaraba.

El pésimo estado del ruedo, lleno de charcos pese a los esfuerzos de los operarios de la plaza, se debía a la fuerte tromba de agua que había caído alrededor de las cuatro de la tarde. Y, todo, pese a que, ante las previsiones meteorológicas, se había colocado una lona de plástico sobre la arena.

Entonces, ¿cómo es posible que el ruedo estuviera en tal estado? “No existe ninguna lona para un ruedo tan grande, por lo que la que tenemos es en partes; y al caer tanta agua, hay filtraciones, que es lo que ha ocurrido”, explicaba a El PAÍS Rafael Garrido, empresario, junto a Simón Casas, de la plaza de Las Ventas.

La última palabra fue de Juan Francisco García González, presidente del festejo: “He dado unos 40 o 50 minutos, hasta una hora, para ver si se podían solventar las condiciones del ruedo, pero al final los tres toreros han decidido que no se podía torear”.


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