Arantxa Sánchez Vicario confiesa al juez que ocultó bienes pero alega que fue víctima de su exmarido

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La pelota estaba en el campo de Arantxa Sánchez Vicario, que tenía la oportunidad de responder al poderoso saque de la fiscalía: una petición de cuatro años de cárcel por ocultar bienes para evitar el pago de una deuda millonaria. Pero la campeona de Roland Garros ha enviado la bola a la red y ha concedido el tanto. En el escrito de defensa que ha presentado al juez, y al que ha accedido EL PAÍS, Sánchez Vicario asume su culpa ante el juez y muestra arrepentimiento con la esperanza de obtener una rebaja de la pena. En lugar de la absolución, el texto pide que se le imponga una pena de siete meses de cárcel. La confesión va acompañada de un golpe de revés: la extenista alega que ha sido “víctima” de su exmarido, Josep Santacana, al que acusa de haber dilapidado el patrimonio que forjó sobre la tierra batida.

La pareja está a un paso de sentarse en el banquillo de los acusados por un delito de alzamiento de bienes. El caso tiene su origen en los problemas con el fisco de la deportista, que en 2009 fue condenada por el Tribunal Supremo a pagar una multa de 5,2 millones. Hacienda recuperó el dinero gracias a un contraaval suscrito con el Banco de Luxemburgo, que había acogido la fortuna de Sánchez Vicario. Pero cuando el banco quiso recuperar esa suma, no quedaba nada. El patrimonio se había volatilizado. La entidad presentó una querella que dio lugar a una investigación que ha tocado a su fin. La fiscalía concluye que, “bajo las consignas” del empresario, el matrimonio “ideó un plan” para descapitalizarse y evitar el pago de la deuda.

Ese relato de la acusación es el que ahora asume sin ambages Sánchez Vicario, que pide al juzgado una rebaja de la pena con el objetivo prioritario de evitar el ingreso en prisión. El abogado de la jugadora, Borja Vives, socio de DWF-RCD, ha pedido que se le imponga una condena de siete meses de cárcel y que se decrete de inmediato la suspensión de la pena. La defensa cree que concurren circunstancias atenuantes que permitirán al juez tomar esa decisión: dilaciones indebidas, “imposibilidad para comprender la ilicitud del hecho” y, sobre todo, confesión y reparación del daño. “Con este paso adelante Arantxa está asumiendo, pese a todo, su responsabilidad y colaborando con la justicia; es una deportista íntegra”, señalan fuentes cercanas a la extenista.

La historia de Arantxa puede leerse en parte como la de un juguete roto del deporte de élite, donde logró “auténticos hitos”. El escrito repasa el palmarés de quien todavía es la mejor jugadora de la historia del tenis español —número 1 del ranking WTA, cuatro medallas olímpicas, títulos del Grand Slam— para recordar que estuvo “vinculada al mundo del deporte”, pero nunca tuvo “conocimientos económicos, financieros o jurídicos”. “Siempre ha sido víctima de gente que se ha acercado a ella bajo pretexto de administrar su patrimonio para, en realidad, enriquecerse a su costa y perjudicarla”.

“Libreta de campeones” y derechos de imagen

En 2012, poco después de que el Banco de Luxemburgo presentara la demanda ante los juzgados, Sánchez Vicario ventiló públicamente el expolio económico al que, presuntamente, la habían sometido sus padres. Lo contó en la rueda de prensa de presentación de su libro de memorias (¡Vamos!), a la que acudió acompañada de su marido, a quien entonces entregó su plena confianza, por encima de la familia. Luego se desdijo. La tenista asegura ahora que vuelve a ser “víctima”, pero esta vez de Santacana, a quien con “despreocupación, ignorancia y confianza” cedió la gestión de su patrimonio, hoy volatilizado. Le acusa de haberse “aprovechado” de ella para “enriquecerse” a su costa. Su versión choca con la del empresario, cuya estrategia en la causa judicial pasa por negar el alzamiento de bienes (incluidos 14 inmuebles) y por recordar que, al casarse, la familia de la extenista le obligó a firmar unas capitulaciones matrimoniales “férreas” para mantenerle alejado del patrimonio.

La excampeona asegura en el escrito remitido al titular del juzgado de instrucción número 4 de Barcelona, Hugo Novales, que se reserva acciones penales contra su exmarido, con quien está enfrascada en un complejo y tortuoso proceso de divorcio en Estados Unidos. Mientras tanto, dice, quiere asumir su “responsabilidad” en el caso, lo que pasa por aceptar los hechos y, especialmente, por tratar de resarcir a la entidad financiera.

El Banco de Luxemburgo reclama 6,6 millones de euros a la pareja, que debe responder de forma solidaria. Sánchez Vicario asegura que, pese a que ha “perdido todo su patrimonio a manos” de Santacana, ha podido reparar parte del daño causado y ha consignado un total de 1,8 millones de euros por distintas vías. A través de un administrador concursal en Manhattan, logró que le devolvieran unos 800.000 euros que su padre, ya fallecido, había depositado en fondos Madoff. La extenista ha entregado cheques e incluso ha cedido al banco sus derechos como asegurada de un instrumento financiero conocido como “libreta campeones” (para medallistas olímpicos) que le proporcionaba rentas de 6.000 euros al mes. Incluso, según detalla el escrito, ha cedido sus derechos de imagen ante “la expectativa de una serie biográfica” en alguna cadena de televisión o plataforma de streaming.


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