Argentina juega en todas partes, también en casa de Messi

Argentina juega en todas partes, también en casa de Messi

Aun al borde del abismo, o quizá porque precisamente a Argentina se la quiere hasta la muerte, el apoyo a la albiceleste es incondicional. No se cuestiona, por más que el quilombo sea importante. Sus aficionados ya lo han demostrado en Qatar. En muchos otros rincones del planeta, también. En París, casa de Messi desde el verano del año pasado, sus compatriotas se han reunido para unir esfuerzos y darle forma a ese sueño llamado Mundial.

En el restaurante argentino Volver, en pleno centro de la capital francesa, decenas de aficionados ataviados con camisetas y bufandas se han dado cita al grito de Leo. Su propietario, Carlos Muguruza, representa mejor que nadie el sentir colectivo: “Llevo nervioso desde que me levanté esta mañana”, consciente que su selección se juega la vida ante México. Encomendado a Messi, también lleva consigo el otro santo argentino. Aunque Diego Armando Maradona murió hace dos años, sigue vivo en el recuerdo de todos.

Camisetas de algunos internacionales argentinos, firmadas por ellos mismos

DG

Después de media vida en París, Carlos Muguruza vive con el síndrome del exiliado. En Argentina es el francés y, en Francia, el argentino. Esta noche, sin embargo, todo es distinto. El extraterrestre, como se refiere al hablar de Messi, concentra la ilusión de todos los presentes en el restaurante: “Se merece este Mundial más que nadie”, dicen sus compatriotas, que esta noche, una vez más y con fuerza, gritan: “¡Vamos, Argentina, carajo!”.




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