Así afectan las mascarillas a los niños con problemas de audición

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José Ángel González García, médico especialista en otorrinolaringología, explica que las causas más frecuentes de la pérdida de audición en la infancia son las inflamatorias [otitis media seromucosa con acúmulo de secreciones mucosas en oído medio y las infecciones de repetición en oído medio] y son frecuentes entre los dos y los ocho años de edad. El profesional de la salud continúa: “Estos problemas son habitualmente reversibles, coincidiendo con el desarrollo, a partir de los siete años”. Cuando se habla de pérdida de audición severa “hay que sospechar, en primer lugar, que se deben a malformaciones del oído, habitualmente asociadas a malformaciones en otros órganos, en forma de síndrome”. González García manifiesta que “se deben investigar posibles causas congénitas como las infecciones intrauterinas por microorganismos o causas genéticas (en su mayoría no hereditarias) por alteraciones en el correcto funcionamiento del oído interno”.

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El experto en otorrinolaringología agrega unas consideraciones acerca de los niños con hipoacusia (disminución de la capacidad auditiva):

  • Promoción de la escolarización en clases adaptadas con predominio del lenguaje oral o la inclusión en clases de mayoría normooyente mediante el uso de prótesis auditivas o implantes cocleares.
  • El uso del lenguaje oral frente a la labiolectura dificultada por mascarillas, para la integración escolar de niños con pérdida auditiva.
  • El colegio se ha mostrado como un entorno seguro con mínimas excepciones.

El implante coclear y la cirugía otológica se consideran una necesidad de primer orden en la población infantil en los hospitales públicos españoles. González García habla de la necesidad de precauciones en cualquier servicio médico. A continuación, manda un mensaje tranquilizador a la población: “En todos los servicios de otorrinolaringología que conozco, el tratamiento de la pérdida auditiva en los niños está en los primeros puestos en la priorización de necesidades”. No obstante, el experto subraya la evidencia de los retrasos y cancelaciones en el sistema sanitario a causa de la crisis, concretamente en “aspectos como la rehabilitación auditiva, los refuerzos escolares, el apoyo económico a la dependencia y el resto de necesidades extrahospitalarias”.

En el 2018 en España había unas 1.064.000 personas con alguna discapacidad auditiva, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en su encuesta “Edad 2008”, de ellas 13.300 personas usan la lengua de signos. “A pesar de las cifras y la alta incidencia son muchas las barreras comunicativas con las que se encuentran estos niños en su día a día”, asevera Carla García Lanza, psicóloga y logopeda infantil. “La audición es el principal canal de acceso al lenguaje oral, no solo comprensivo sino también expresivo. De manera que los niños con algún tipo y grado de discapacidad auditiva, para poder acceder al lenguaje oral, deben compensar este déficit. Pueden hacerlo con sistemas de apoyo a la comunicación oral que son visuales, como la lectura labial o la comunicación gestual”, declara la experta.

Mascarillas y niños con hipoacusia

Con la pandemia y las mascarillas cubriendo nariz y boca, no se puede acceder a una expresión facial total. Con relación a las mascarillas transparentes, el experto en otorrinolaringología refiere: “Hasta el momento estas no tienen una homologación de seguridad anti-contagio adecuada”. El experto asegura que “las mascarillas transparentes más cerradas y seguras, equivalen a una mascarilla higiénica o quirúrgica con una zona central de plástico trasparente que permite visualizar la boca”. “Al ser de material plástico no transpirable producen una rápida condensación del vapor de agua que contiene nuestro aliento y, por tanto, es necesario poner y quitar frecuentemente la mascarilla para los profesionales que atienden pacientes con sordera profunda”, sostiene el González García.

El experto habla seguidamente de las mascarillas de plástico rígido transparente. “Tienen la ventaja de que no se empañan porque no son cerradas. No obstante, por eso mismo tienen una capacidad de defensa muy baja, siendo peligrosas para un uso habitual”, manifiesta el médico especialista en otorrinolaringología. “Solo están certificadas como producto sanitario para ser vendidas como tal, pero esa certificación no mide su capacidad de defensa frente al coronavirus”, expresa el doctor. Para él: “el uso de este tipo de mascarillas rígidas abiertas no es recomendable cuando no se pueda mantener una distancia de seguridad adecuada o en lugares cerrados”. El lenguaje oral se adquiere a través de las experiencias e interacciones que el niño experimenta -principalmente en sus primeros años de vida- con sus padres y personas de su entorno. “Es de vital importancia ofrecer un ambiente verbalmente enriquecido para su estimulación, más aún en niños con dificultades de audición”, subraya García Lanza.

La necesidad de comunicación cara a cara

En los niños con problemas de audición, la adaptación del entorno es un factor condicionante para que puedan acceder al lenguaje oral. “Es imprescindible disponer de recursos y medidas de apoyo para acceder a la comunicación a través del canal visual y auditivo. El audífono no les proporciona una audición completa”, retoma la psicóloga García Lanza. La logopeda infantil enuncia los sistemas de inducción magnética (bucles magnéticos) o equipos de frecuencia modulada (FM) en aulas: “recursos auditivos que mejoran la calidad de la información auditiva que reciben a través de sus prótesis o recursos visuales (pantallas, rótulos y señales luminosas)”.

“Los niños con una disminución de la capacidad auditiva necesitan la comunicación cara a cara. Requieren de acceso visual a la boca para apoyarse con la lectura labial y claridad en la información recibida a través del sistema auditivo. Es esencial disponer de ambientes sin ruidos”, reconoce la psicóloga. Algo que para de la experta: “En la actualidad está impidiendo estos niños, el acceso a los sistemas de apoyo de comunicación que necesitan para desarrollar el lenguaje oral”.

Según García Lanza: “Las mascarillas privan el canal visual, la lectura labial. Por otro lado, las mamparas y la distancia entre personas, infieren en la calidad de la información recibida a través del canal auditivo. Esto ocurre pues entorpecen el volumen y la inteligibilidad del habla”. Las mascarillas están resultando una parte incómoda para los niños, más en aquellos con sordera. Son estos últimos quienes pierden bastante más información, aunque en algunas aulas de los centros educativos tengan intérprete de signos. La especialista en psicología concluye con el determinante planteamiento: “Las barreras y dificultades en el desarrollo del lenguaje tienen un impacto directo en el desarrollo cognitivo, emocional, social y académico del niño”.

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