Nuestra relación con los animales de compañía ha cambiado con el tiempo, algo que se ha visto acrecentado a raíz de la pandemia. Varios estudios, como el publicado en el Journal of Veterinary Behaviour el año pasado, apuntan a los beneficios que han producido las mascotas en sus dueños a raíz de pasar más tiempo en sus casas. Tres de cada cuatro personas encuestadas en este estudio afirmaron que la compañía de sus animales les ayudaron a sobrellevar la pandemia, mostrando una mejora en su salud mental y emocional. Este vínculo se traduce también en un mayor cuidado de estos compañeros del hogar. “El perfil de los dueños de mascotas ha cambiado, ahora es más similar al de la persona que va con su hijo al pediatra”, confirma Héctor Gómez, practice manager de AniCuraAbros hospital veterinario, en Ourense. “Durante la covid-19 se puso mucho más de manifiesto. Aportan estabilidad a la unidad familiar, y eso hace que haya una mayor demanda de cuidados de calidad”.
En este sentido, la veterinaria está avanzando, en especial en el aspecto tecnológico, impulsada por los avances que se consiguen en el campo de la medicina humana. “Hace unos años diagnosticábamos con el fonendoscopio, la palpación y poco más”, recuerda José Luis Puchol, del Hospital Veterinario Puchol, en Madrid. “Ahora mismo a nadie se le ocurre abrir un abdomen sin haber hecho como mínimo una radiografía y una ecografía. Disponer de nuevas herramientas hace que se perfeccione muchísimo estos tratamientos. Esto es importante porque, al igual que pasa con los humanos, los animales cada vez viven más, y esto hace que enfermedades de hace años eran muy escasas sean ahora más frecuentes, por ejemplo en oncología”.
Diagnóstico por imagen
“Tenemos la gran ventaja de todo lo que se hace en investigación en medicina humana, o por lo menos un gran porcentaje, al final se le acaba encontrando aplicación en veterinaria”, confirma Gómez. “Hay muchos avances en medicina que tardan muy poco en aplicarse a nuestro campo. Por ejemplo, en nuestro hospital tenemos un TAC desde hace tres años, cuando hace seis era algo impensable, solo había uno en toda Galicia, en la facultad de veterinaria”. Uno de los campos que más está evolucionando en este sentido es el del diagnóstico por imagen. “Hace poco, solo usábamos TACs antiguos que habían pasado por el uso humano y tenían que ser adaptados. Ahora contamos con TACs multicorte o resonancias de alto campo. Por ejemplo, el último ecógrafo doppler color que hemos incorporado en el hospital es ya de un nivel impresionante”.
Los avances técnicos, por lo tanto, llegan primero a los humanos y, con el tiempo, deben amoldarse al uso veterinario. “Nosotros trabajamos desde con un hámster o un canario, que pueden pesar 30 o 40 gramos, y de ahí a un mastín que puede pesar 80 kilos. Hay que adaptar esos equipos al campo de la veterinaria, lo cual lleva un tiempo”, apunta Gómez. Los resultados cuando se llega a esa nueva funcionalidad, sin embargo, marcan un antes y un después en el campo de la veterinaria.
“En el diagnóstico por imagen ha habido un cambio capital. Cuando empezamos, nuestra generación el único diagnóstico por imagen que tenía era radiografía analógica. Hoy disponemos de aparatos de radiología digital directa, que te permiten ver la imagen inmediatamente después de hacer la prueba. Lo mismo pasa con la ecografía: en sus principios la calidad de imagen era muy mala, mientras que hoy podemos diagnosticar masas abdominales de milímetros. Y sucede lo mismo con tomografía, con resonancias, arcos quirúrgicos, laparoscopia… el cambio es enorme”, resume Gómez.
Otras tecnologías y equipamientos también están cambiado en el campo de la veterinaria actual. “A nivel cardiológico, estamos haciendo actuaciones intravasculares, colocación de stems, cierre de orificios, marcapasos… Permite hacer unas intervenciones quirúrgicas que hasta hace poco era impensable en el mundo de la veterinaria”, apunta Puchol. “Nosotros estamos incorporando ahora un acelerador lineal, cuando hasta ahora no había más que uno procedente de medicina humana en la Universidad de Santiago. Esto nos permitirá hacer tratamientos de radioterapia cuando el animal lo requiera, e incluso esta máquina lleva un tac incorporado para poder ser mucho más preciso y radiar solo una zona determinada. Es importante porque antes para hacer radioterapia había que irse fuera de España”.
“Ahora estamos haciendo endoscopias de forma rutinaria, que antes eran excepcionales”, apunta Gómez. “Seguramente acabaremos teniendo cámaras que recorran todo el tracto digestivo. Hace años ponerle un holter a un perro era inviable, y ahora puede estar 24 horas con él y nos ayuda a detectar una arritmia”. Esta revolución en el campo de la veterinaria es constante, y las posibilidades en los cuidados de los animales se multiplican. “El límite lo vamos a poner nosotros como profesionales, con nuestra capacidad de mantenernos al día”, concluye.
Tecnología en constante avance
Gracias a su experiencia en la creación de equipamiento capaz de generar imágenes fotográficas de alta calidad, Fujifilm se ha destacado como uno de los principales aliados en el avance de la tecnología médica tanto en la medicina humana como en su vertiente de veterinaria. Con la adquisición de Hitachi Medical Systems, ahora denominado Fujifilm Healthcare, Fujifilm ha conformado un área de salud con una gama de completa de soluciones con la que se cubre todo el espectro del área de equipamiento sanitario.
Bajo el concepto One Health, el área veterinaria de Fujifilm se propone mejorar el cuidado de los animales aplicando las tecnologías ya conocidas, incorporando soluciones de diagnóstico por imagen adaptadas a este uso, desde opciones de radiología, ecografía, tac o endoscopia hasta software adaptado para la realización de pruebas específicas para animales.
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