Athletic de futuro

Marcelino quiere apartar el luto de las finales para pensar ya en el equipo del futuro y algunos jóvenes, que no han gozado de protagonismo, deben dar un paso al frente y empezar a asumir un rol más importante.

Perder dos finales no es algo que se olvide fácilmente. Ni puede ni debe hacerse, si es que quieren sacar una lección valiosa de cara al futuro. Dicho esto, no se puede vivir en el pasado y la obligación de los profesionales es dejar todo eso atrás y competir cada partido, como si se jugaran Europa o el mismo título liguero.

“Ambición” repite una y otra vez Marcelino en sus comparecencias ante los medios, una idea que debe calar en el vestuario para seguir creciendo como club. De conseguirlo, inculcar esa obligación de ganar cada domingo, como los equipos mal llamados ‘grandes’, sería un éxito tan importante como ganar una Copa. Este equipo ha demostrado que es capaz de hacer grandes cosas y el reto es darle continuidad, cambiar la mentalidad del grupo.

El análisis está hecho, parece que se ha detectado el mal, ahora toca la parte difícil: ponerle remedio. La filosofía es la piedra angular sobre la que hay que mantener este proyecto, pero tenemos que reconocer que también acarrea algunas adversidades sobradamente conocidas, por ello la dirección de un entrenador con ideas claras puede marcar el futuro del Athletic en los próximos años. En este tramo de la temporada hay que pensar inevitablemente en el curso 21/22 sin dejar de competir hasta el final y apurar cualquier resquicio que haya para alcanzar plaza continental o al menos, quedar lo más arriba posible.

No es lo mismo finalizar el campeonato en octava posición que hacerlo el duodécimo, por ejemplo. En este trayecto creo que acierta Marcelino al darle la titularidad a Villalibre y Sancet
. El primero se lo ha ganado con creces por sus últimas intervenciones y porque Williams y Raúl
García tampoco atraviesan por su mejor momento.

El joven navarro, por su parte, tiene que aprovechar cada minuto sobre el verde para demostrar que es un jugador válido para el equipo. A sus 21 años ha dejado sobradas muestras de calidad para confiar en él. Ahora toca pedirle que mantenga esas prestaciones de forma regular para exigir con su juego un puesto, no solo en la plantilla, sino en el equipo titular. Puede que el esquema clásico del técnico de Careñes no le vaya como anillo al dedo con su 4-4-2, pero al final los grandes jugadores se adaptan a cualquier posición, no me sirve como excusa.

Villalibre y Sancet deben ser una realidad cuanto antes en esta plantilla, al igual que Vencedor y compañía. Reconozco que me gustaría ver a Iñigo Vicente en esta recta final de temporada para saber si se puede contar con él de cara a futuro. Es el momento de hacer pequeñas concesiones pensando en clave de futuro. Con el Bilbao Athletic luchando por el ascenso a Segunda me parece lógico que el ascenso de cachorros al primer equipo se posponga hasta la pretemporada.

A mí sí me parece importante tener al filial en la división de plata para foguear a tus jóvenes jugadores y facilitar el salto de un equipo a otro. Ojalá llegue ese ascenso y se le dote de mimbres para pelear la salvación, no como sucedió con Ziganda


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