Aznar aconseja a Casado no renunciar a la batalla de las ideas y evitar la “indefinición”

José María Aznar ha pedido a Pablo Casado que no renuncie a la “batalla de las ideas”, en el coloquio en el que ambos han participado para conmemorar el 25º aniversario de la victoria del PP en las elecciones generales de 1996, que ganó Aznar. Después de las últimas críticas, algunas contundentes, del expresidente al rumbo actual del PP, este martes ha querido rebajar la tensión con Casado en un momento convulso para el partido. El acto de los populares es el primero celebrado después de que Casado se desmarcara de la corrupción del PP ―que nace en la etapa de Aznar― y del fiasco electoral de la formación en las catalanas. El expresidente del Gobierno ha evitado confrontar con su sucesor en el partido, pero sí le ha pedido, entre otras cosas, que dé la “batalla de las ideas”. “Si se renuncia (…) y se mete uno en el terreno de la indefinición, o indiferencia, porque no hay que definirse ante las cosas, nunca se encontrarán las recetas adecuadas”, ha reflexionado. El líder del PP le ha respondido reivindicando el legado de sus predecesores, y lamentando todas las desventajas que, a su juicio, él sufre respecto a la etapa en la que Aznar pudo llegar al poder.

Aznar ha sido este martes menos crítico con el partido que dirige su discípulo, probablemente porque Casado estaba sentado a su lado en el escenario, pero ha vuelto a dejar encima de la mesa sus reflexiones sobre la compleja situación en la que se encuentra el PP. Y estas tienen que ver con la definición de un proyecto claro, que Aznar sugiere que no ve en Casado. En el 96, el año en el que el PP llegó por primera vez al poder, “había una alternativa” al PSOE, ha recordado Aznar, “porque se había trabajado en unir a la derecha, en hacer tarea de oposición y en definir un proyecto muy claro”. En el mismo sentido, el expresidente del Gobierno ha recetado a Casado que se centre en forjar una alternativa. “La consolidación de la alternativa, el convertirte en un polo de atracción, para evitar que los extremos crezcan, me parece una cuestión esencial. Y una de las lecciones más importantes que se pueden extraer” de la victoria del 96, ha considerado.

Casado tenía claro que no iba a dejar que el titular del acto fuera la tensión que avanza entre su dirección y los dos expresidentes del PP, José María Aznar y Mariano Rajoy. Por eso, nada más tomar la palabra ha proclamado: “Pinchan en hueso aquellos que pretendan dividir a la nueva generación del PP con sus predecesores”. Casado se ha confesado “orgulloso de liderar el mejor partido de España y el más grande de Europa”, y ha defendido que eso es compatible “con intentar erradicar cualquier conducta que no haya sido tan ejemplar en el partido”.

El discípulo y su mentor han aparecido juntos en un contexto delicado para el PP, con el inicio hace unas semanas del juicio sobre la caja b y tras el fiasco electoral del partido en Cataluña, que retrocedió de cuatro a tres escaños y fue doblado en votos por Vox. Tras ese resultado, Casado ha justificado los problemas electorales del PP en la herencia de la corrupción, y ha tomado una decisión que ha causado malestar en algunos presidentes autonómicos y en dirigentes de las anteriores etapas: el abandono del histórico edificio de Génova, 13, para romper con ese pasado corrupto del PP.

Consciente de que es cuestionado, el líder del PP ha defendido hoy junto a Aznar que él ha asumido el liderazgo en un momento mucho más complejo que el expresidente cuando consiguió llegar a La Moncloa en el 1996. Casado se ha quejado con amargura de las críticas que recibe ahora por su equipo o porque no se erige como alternativa clara al PSOE: “Es muy injusto”. Y se ha dedicado a repasar todas las desventajas que él se ha encontrado en contraposición a los tiempos de Aznar. Hasta seis, al menos, ha enumerado. Primero, la polarización de la sociedad española. Esta provoca que, mientras Aznar tuvo que “llevar al PP hacia la mayoría centrada”, él tiene que “llevar a la mayoría social hacia el centro”. En ese contexto, Casado ha reconocido que trata de resistir los “cantos de sirena” que le piden que vuelva a radicalizarse.

Aznar no tuvo que “resistir las amenaza de otros partidos”, en referencia a Vox y a Ciudadanos, ni vivió unos tiempos políticos como los de ahora basados en “la inmediatez y la desinformación” que “distorsionan el discurso político”, ha dicho Casado. Tiempos, ha recordado, de aires populistas, y de ruptura del bipartidismo. “En el 96 y el 91 había un bipartidismo que casi era cuestión de: ‘Ahora le toca a la otra parte”. El líder del PP también ha señalado que para él no juega lo que ha descrito como “la fatiga de materiales”, es decir, el desgaste de los Gobiernos, porque él ha alcanzado el liderazgo del PP cuando Pedro Sánchez llevaba solo dos meses en La Moncloa. Aznar, en cambio, llegó al poder tras 14 años de Ejecutivos socialistas. El expresidente popular le ha escuchado sin hacer ninguna apostilla.

En los últimos días, Aznar había dejado mensajes muy críticos sobre el PP que dirige Casado. En una entrevista en La Sexta el pasado domingo, subrayó que el partido que él dirigió durante 14 años “no está en su mejor momento” y reprochó la separación de un espacio de centroderecha unido que él forjó. En El Mundo, el exlíder del PP llegó a expresar así “una de las grandes diferencias” entre su etapa y la actual del PP: “Teníamos una idea y un proyecto político claro”. Lo que, de forma velada, sugiere que los de ahora no.

En el encuentro de este martes, con el título de España, Constitución y libertad. 1996-2004, un análisis, organizado por el Aula de Liderazgo IADG-UFV, han participado también el vicepresidente de FAES y exdiputado del PP, Manuel Pizarro; la notaria Isabel Estapé y el catedrático de Historia del Pensamiento de la Universidad Rey Juan Carlos Manuel Álvarez Tardío. El acto ha estado moderado por el periodista Ignacio Camacho, que ha preguntado a Aznar para concluir si le daba algún consejo ―más― a su sucesor. A lo que este ha contestado: “Yo tengo que desearle mucha suerte. España la necesita, y el centroderecha español también”.


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