Bautista: 12 toques para 8 goles

El área. El lugar donde se decide todo. Un espacio de 16,5 metros de largo y algo más de 40 metros de ancho que distingue vencedores y vencidos. El territorio de los delanteros. El hábitat preferido de Jon
Bautista.

En un fútbol en el que el ‘9’ se parece cada vez más al ‘10’ o al ‘8’, en el que los arietes parecen empujados a salir del área, a acercarse a la banda, a combinar, el de Errenteria personifica ese rol de punta clásico, que merodea por la inmediaciones de la portería en busca de una asistencia, de un balón suelto que rematar de primeras, sin pensar. Su gol de ayer en Rijeka es la mejor demostración. Bautista acompaña la jugada y dispara de primeras, con su pierna menos buena. Sin controlar, sin mirar. Golpe seco y a la cazuela. Un gol de delantero centro puro.

Es su octavo gol con el primer equipo de la Real, todos parecidos. Si un perito caligráfico analizase cada uno de sus tantos reconocería, sin necesidad de profundizar en exceso, la misma firma. Su primer gol como txuri urdin, en Anoeta contra el Rayo, es prácticamente un calco al del Stadion Rijeka. Jugada por la izquierda, balón atrás de Vela y remate de primeras, esta vez con la derecha. Fue el 8 de mayo de 2016 y resultó, también, decisivo para la victoria por 2-1.

En Granada, remate de cabeza en el corazón del área. Contra el Betis requirió un toque más, control de pecho e interior sin dejarla caer. Testarazo en el segundo palo ante el Málaga. Control con la derecha y zurdazo frente al Vardar. Dos toques para controlar la asistencia de Oyarzabal y disparar raso en el Bernabéu. Y, de nuevo ante el Rayo, control largo y definición en el mano a mano. Con el de Croacia, ocho goles que suman doce toques. El sello de un ‘9’ puro.

Isak es un jugador muy bueno con los pies, y rápido al espacio. Willian
José es todo lo contrario: fija, baja el balón y de espaldas va muy bien. Yo soy un buen rematador, un hombre de área”, definió el propio Bautista hace unos días en los micrófonos de ‘Radio Euskadi’, antes de rematar con un toque premonitorio. “Tendré que aprovechar mis armas para hacerme un hueco”.

Un hueco que, tras su cesión a tierras belgas el curso pasado y con una competencia de altura, parecía lejos de su alcance. El delantero era carne de préstamo, o de traspaso, pero decidió quedarse. Ganarse sus oportunidades y, por escasas que pudieran ser, exprimirlas. Ayer tuvo una de 6 minutos más el bendito descuento y la aprovechó. Al primer toque.


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