Entre nuevos protocolos sanitarios y una evolución crítica de la pandemia, que no cesa de crecer en Estados Unidos, la NBA se enfrentó hace unos días a otro quebrantamiento de su estricta normativa para combatir el coronavirus.
Ben Simmons, jugador de los Philadelphia 76ers, se vio atrapado en Nueva York junto a sus compañeros después de que un positivo de última hora de Seth Curry obligara a todos los jugadores de Philly a pasar una nueva prueba de covid-19 antes de abandonar la ciudad tras jugar contra los Brooklyn Nets.
El aislamiento preventivo fue cumplido por la mayoría de la plantilla con una excepción, la del base de 24 años. El jugador decidió marcharse por su cuenta y, según el periodista de ‘Yahoo Sports’ Vincent Goodwill, se fue para Filadelfia con un servicio de transporte privado. “Nah, me piro”, comentó el jugador según el relato del periodista en el podcast ‘Posted Up’.
Cuando el servicio de seguridad del equipo descubrió la huida de Simmons, el equipo le obligó a volver a Nueva York para quedarse con el resto de sus compañeros en cuarentena preventiva. De forma sorprendente, los Sixers incluyeron a Simmons como lesionado por molestias en la rodilla en los dos siguientes encuentros del equipo.
La NBA multó a Philly con 25.000 dólares por no comunicar con suficiente antelación la lesión de Simmons, probablemente inventada después de la movida noche que les dio a los responsables del conjunto.
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