Benedicto XVI reconoce ahora que sí estuvo en una reunión sobre un sacerdote acusado de abusos


Los indicios que apuntan a que el papa emérito Benedicto XVI tuvo conocimiento de casos de pederastia en la Iglesia y los encubrió cuando era arzobispo de Múnich se hacen todavía más patentes. Joseph Ratzinger reconoce ahora que sí estuvo presente en una reunión del arzobispado en enero de 1980 en la que se habló del traslado de un sacerdote acusado de abusos. Ratzinger corrige así la declaración que envió a los investigadores que la semana pasada presentaron un demoledor informe que desvela al menos 497 casos de abusos en la archidiócesis bávara.

El papa emérito, de 94 años, ha asegurado en declaraciones citadas por la Agencia Católica de Noticias (KNA, por sus siglas en alemán) que el cambio obedece a “un error sin mala intención” durante el proceso de redacción de sus alegaciones. Ratzinger envió al despacho de abogados encargado de la investigación un escrito de 82 páginas en el que negaba haber estado presente en la reunión y tener conocimiento de ningún caso de pederastia durante su época al frente de la diócesis.

El informe hecho público la semana pasada sugería que el papa emérito no estaba diciendo la verdad. Los investigadores señalan que es “muy probable” que el entonces arzobispo estuviera al corriente de ese caso concreto y de otros tres más. Además, los abogados encontraron las actas de ese encuentro, en las que no figuraba como ausente y además consta que intervino.

La investigación independiente encargada por la archidiócesis de Múnich y Frisinga ha desvelado que entre 1945 y 2019 se produjeron al menos 497 casos de abusos a menores cometidos por 173 sacerdotes, y apunta a que el número podría ser mucho mayor. Joseph Ratzinger fue arzobispo entre 1977 y 1982. En la respuesta que envió desde Roma negó cualquier responsabilidad en la ocultación de los casos, pero los investigadores le acusan de haber conocido abusos y no haber actuado.

El caso que se trató en la controvertida reunión de 1980 es el del sacerdote Peter H., un clérigo procedente de Renania del Norte-Westfalia que abusó de niños en su diócesis de origen y más tarde fue enviado a la archidiócesis de Múnich, donde volvió a cometer agresiones y fue condenado penalmente.

“Vergüenza y dolor”

Ratzinger dice ahora, en un comunicado recogido por la KNA, que en aquella reunión no se habló de permitir que el sacerdote desempeñara labores pastorales, sino únicamente de ofrecerle “alojamiento en Múnich durante su tratamiento terapéutico”. El secretario privado del papa emérito ha añadido que más adelante ofrecerá unas declaraciones más amplias frente al informe, pero que en este momento la lectura del documento le llena de “vergüenza y dolor”.

En los últimos días se han sucedido las críticas al comportamiento del papa emérito, que el pasado viernes fue tildado de “desastroso” por el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Georg Bätzing, según informó Efe. El obispo de Aquisgrán, Helmut Dieser, reclamó en su sermón de este domingo que Ratzinger asumiera la responsabilidad que le corresponde. “No puede ser que los responsables se escabullan con referencias a que no sabían nada o a que entonces había otra situación u otros procedimientos,” afirmó.


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