La influencia del cine de Luis García Berlanga en el imaginario colectivo español es indudable, sobre todo para las generaciones que han crecido viendo sus películas. Como la talentosa generación de los cinco premios nacionales de diseño, nacidos a lo largo de la década de los cincuenta en la Comunidad Valenciana, que ahora se han prestado a reinterpretar cinco carteles de otras tantas películas, las más icónicas, del cineasta fallecido en 2010. Javier Mariscal, Daniel Nebot, Nacho Lavernia, Marisa Gallén y Pepe Gimeno emprendieron sus primeros pasos en el oficio bajo el yugo de la dictadura franquista, que de manera incisiva y esperpéntica radiografió Berlanga en su cine a pesar de la censura, y dieron rienda suelta a su creatividad con la llegada de la democracia, que también retrató el director.
Los diseñadores han inventado mascotas, señales, letras, marcas, frascos, libros, etiquetas de vino o zapatillas y ahora han reinventado los carteles de Plácido, Bienvenido Míster Marshall, El verdugo, La escopeta nacional y La vaquilla, con un resultado que sintetiza sus trabajos y la esencia de las películas. El motivo de esta singular iniciativa son los actos de homenaje por el centenario del nacimiento de Berlanga, que empezaron el pasado año y se cerrarán el próximo sábado con la ceremonia de entrega de los Premios Goya en el Palau de les Arts de Valencia.
Los nuevos carteles se exhibirán en el Palau de la Generalitat (los fines de semana de febrero y marzo), después de ser presentados este lunes por el presidente valenciano, Ximo Puig, y los cinco diseñadores, arropados por otros compañeros. Este año, además, Valencia celebra su designación como Capital Mundial del Diseño.
Dani Nebot (Premio Nacional de Diseño en 1995) ha interpretado la película Bienvenido, Mr. Marshall con un cartel en el que ha tratado de plasmar la esencia de un filme que retrata “con una ironía finísima la esperpéntica sociedad de posguerra y de hambre española”, así como “las miserias del ser humano”. Ha comentado que el pueblo donde nació, el castellonense Barracas, no se diferenciaba apenas del famoso e imaginario Villar del Río, donde transcurre la acción de la película.
Javier Mariscal (premiado en 1999) ha homenajeado Plácido, y, según ha reconocido, ha tenido que “echar el freno de mano” para evitar el barroquismo que tanto le gusta y poner el foco sobre un “golfo apandador” sentado en una mesa. Ha coincidido con Nacho Lavernia (premiado en 2012) en que la reinterpretación de los carteles ha sido una invitación a la reflexión sobre el lenguaje gráfico.
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Lavernia se ha encargado de El verdugo, una obra con la que te ríes, pero al final ves que es “una tragedia descomunal” y una de las películas “más duras” del cine de Berlanga. Ha recordado al autor del cartel original, Macario Gómez, y ha optado por mostrar al verdugo en el centro del cartel, rodeado de “una sociedad cerrada, gris y llena de prejuicios”, que el diseñador representa en forma de bandera preconstitucional cortada en trozos y colocada de forma “muy caótica” a modo de collage, con “la presencia amenazadora y odiosa del aguilucho”.
A Marisa Gallén (premiada en 2019) no le gustó en un principio la película que le había tocado, La escopeta nacional, pero cuando empezó a trabajar se dio cuenta de que le había “tocado la lotería” porque los iconos de la escopeta y la bandera nacional le funcionaban gráficamente “a las mil maravillas”. Así, ha tratado de representar “a esas élites del tardofranquismo que se reúnen para hacer negocios y chanchullos” a través de la imagen de una escopeta “de broma”, de cuyo disparo sale una bandera de España con la onomatopeya “bang”.
Pepe Gimeno (premiado 2020) ha reinterpretado la película La vaquilla, utilizando la tipografía para convertir el nombre del filme en una vaquilla y clavar sobre ella dos banderillas, una con los colores de la bandera nacional y otra con los de la bandera republicana.
El presidente de la Generalitat ha destacado la figura de Berlanga, de quien ha dicho que muchas veces se le arrinconó, al confundir su ironía con frivolidad, cuando no había en su cine “ni frivolidad ni superficialidad”, sino “alta solvencia intelectual”. Puig también ha ponderado el valor del diseño y la creatividad valencianos.
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