El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado este miércoles en la cumbre de la OTAN de Madrid un considerable refuerzo del despliegue militar estadounidense ante el deterioro de la situación de seguridad en el continente provocado por la invasión rusa de Ucrania. Además de los planes para elevar de cuatro a seis el número de destructores en la base naval de Rota anunciados el martes, Washington pretende abrir en Polonia un cuartel general permanente para su Quinto Ejército y posicionar en territorio polaco un batallón de soporte, desplegar una brigada rotatoria dotada con unos 3.500 combatientes en Rumania, reforzar la presencia militar en los países bálticos, estacionar dos escuadrones adicionales de aviones de combate F-35 en el Reino Unido y reforzar el posicionamiento de defensas antiaéreas en Alemania e Italia.
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Se trata de un nuevo paso consistente por parte de EE UU, que desde la invasión del pasado febrero ya ha enviado unos 20.000 soldados suplementarios a Europa, elevando el total a alrededor de 100.000. En concreto, el refuerzo en Polonia representará el primer despliegue permanente de EE UU en el flanco este de la OTAN, un paso de una profunda significación política, además de militar. Los efectivos ahí situados consolidarán las capacidades de comando y control en esa región. Las nuevas defensas antiaéreas posicionadas en Alemania irán acompañadas de unos 650 efectivos militares, según Washington.
El refuerzo del flanco este y, en general, de las capacidades de reacción rápida de la OTAN es uno de los elementos centrales de una cumbre que afronta un cambio geopolítico de calado desconocido en décadas. La Alianza prevé elevar de 40.000 a 300.000 en 2023 el número de militares listos para su fuerza de despliegue rápido, según adelantó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el lunes.
Los mandatarios de la Alianza Atlántica, que han empezado esta mañana la primera sesión en el ámbito de jefes de Estado y de Gobierno, afrontan en la cita madrileña una multitud de cuestiones para afinar la posición de la alianza atlántica en un mundo que avanza en una senda de polarización con visos de confrontación, con la tensión con Rusia en primera fila, y el reto del poderoso auge de China en segundo, pero mucho más profundo, plano.
El abanico es muy amplio y de gran importancia. Por un lado, se debaten los planes de refuerzo de las capacidades de defensa, con nuevos despliegues sobre el terreno como el anunciado por Biden y nuevas inversiones para el futuro, con un gran incremento del gasto de muchos aliados que será preciso coordinar con eficacia. En este terreno, destaca el reto de los países europeos para que las inversiones no cronifiquen los problemas de fragmentación y duplicidades que erosionan su compatibilidad.
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Por el otro, se reflexiona sobre la reformulación del apoyo a Ucrania, también a la vista de las dificultades sobre el terreno con el avance de Rusia en el este del país, y que debería concretarse con el anuncio hoy de un nuevo paquete de ayuda. “Esta no es una guerra solo contra Ucrania, sino para decidir el futuro orden mundial”, dijo el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, quien intervino por videoconferencia en la sesión matutina de la cumbre.
Varios aliados han anunciado en las últimas semanas la entrega de ayuda de mayor alcance con respeto al material proporcionado a Kiev en el principio de la ofensiva rusa; de fondo se agita la cuestión de ayudar a Ucrania en la transición del uso de armamento de corte soviético, cuyas existencias se agotan en los arsenales de los aliados, a material OTAN. Serán necesarios importantes programas de entrenamiento para asegurar un uso eficaz de armas más modernas.
Además, los aliados deberán aprobar el nuevo Concepto Estratégico que, por primera vez, según apuntan distintas fuentes, tratará a Rusia de amenaza directa y a China de desafío a los valores de la alianza, junto con la adaptación a retos heterodoxos, desde ciberataques, terrorismos, desestabilizaciones vinculadas al cambio climático, como componentes del menú de la trascendental cita.
En paralelo, discurre la importante perspectiva de las relaciones externas, desde la próxima integración de Suecia y Finlandia, tras superarse el veto de Turquía, en lo que constituye un serio revés estratégico para Vladímir Putin, hasta la significativa participación en la cumbre como invitados de varios países democráticos asiáticos, un síntoma de la creciente proyección de la Alianza, que nació Atlántica, hacia el Pacífico.
Como señaló el secretario general, Jens Stoltenberg, se trata probablemente de la transformación de mayor envergadura que aborda la Alianza desde su fundación.
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