Biri Biri, a hombros del campo hasta su casa



”Biri Biri me llamó hace un mes. ‘Estoy mal’, me dijo. Pero no pensábamos que se nos iba a ir”. Así se expresa Pablo Blanco, amigo y compañero de Biri Biri en el Sevilla. Capitán del conjunto andaluz, donde jugó entre 1971 y 1984, Blanco es una de las personas que mejor entendía a Alhaji Momodo Bjile, más conocido por su apodo gambiano, Biri Biri. Nacido en Banjul, la capital de Gambia, en 1948, Biri Biri falleció el pasado domingo a los 72 años en Dakar, capital de Senegal. La noticia supuso una auténtica conmoción en el Sevilla en un día que finalizó con el triunfo ante el Valencia (1-0). Los de Julen Lopetegui llegaron a los 70 puntos, cuartos con los mismos puntos que el Atlético, tercero.Un Sevilla poderoso muy distinto al que llegó Biri Biri en el verano de 1973. Un equipo en Segunda División entrenado por un mito como el austriaco Ernst Happel que se salvó de milagro del descenso. Biri Biri llegó al Sevilla procedente del fútbol danés. Jugó en el conjunto andaluz hasta 1978. Fue el primer futbolista negro de la historia del Sevilla, donde disputó 109 partidos y marcó 34 goles. Contribuyó de manera decisiva en el ascenso de 1975 con 14 dianas. Luego, convivió con grandes delanteros en la historia del Sevilla, como el argentino Scotta, para trascender lo meramente deportivo y convertirse en un símbolo del sevillismo.“Es que Biri Biri fue nuestro primer jugador negro y cuando llegó todos nos dimos cuenta de que era algo distinto. Era muy rápido, tenía un gran salto de cabeza y, además, desprendía una bondad increíble. Era entrañable. El exotismo de su llegada, su forma de jugar al fútbol y su carácter hicieron que la afición comenzara a idolatrarlo”, prosigue Blanco. Conseguido el ascenso de 1975, Biri Biri se convirtió en un fenómeno en Sevilla. Ese año, un grupo de jóvenes crea la Peña Biri Biri. “Nos dejó sus goles y su bondad, pero también pasó a nuestro corazón con esa peña. Ahí está su legado y su trascendencia en el Sevilla. No hay nada igual a esa peña por su animación, por su sentimiento, copiada por otros muchos y con un carácter muy pionero. Una peña así en 1975 no es algo común”, prosigue Blanco.Biri Biri llegó al Sevilla acompañado de un amigo gambiano, Manga, que a veces participaba en los entrenamientos del equipo ante la cara de asombro de Happel, que en ese contexto solo duró 15 jornadas en el Sevilla. Manga se marchó y a la capital andaluza llegaron su mujer y su hijo, Momodo, que también llegó a ser muy querido por la afición sevillista, que se entusiasmaba con las carreras y los saltos de un futbolista que jugaba de manera distinta de lo habitual.”Hacía cosas que no se veían en el fútbol de aquí, como unas carreras explosivas que llamaban mucho la atención. Se movía de una forma distinta en un equipo tan serio como era el nuestro. La afición le tomó un cariño increíble”, aclara Blanco.“Biri Biri era muy peculiar. Fue el primer jugador negro que tuvimos y eso nos impactó”, aclara José Ojeda, uno de los fundadores de la peña Biri en 1975. “En un par de ocasiones lo llevamos a hombros desde el Sánchez Pizjuán a su casa, puesto que vivía en el Barrio de Nervión, en la Gran Plaza. Una vez fue después de un partido contra el Atlético de Madrid”, recuerda Ojeda. “Nosotros estábamos acostumbrados a la escuela sevillana de fútbol y este jugador cambió todo”, señala Ojeda.HomenajeBiri Biri recibió en septiembre de 2017 la insignia de oro de la entidad sevillista. Saltó al terreno de juego y se dio un auténtico baño de multitudes con la afición sevillista. Siempre mantuvo el contacto con Blanco, al que llamaba después de cada triunfo del club andaluz para que felicitara al presidente, los jugadores y el cuerpo técnico. Nunca olvidó su rudimentario español y su casa en Gambia estaba repleta de recuerdos de su pasado por el Sevilla.El fallecimiento de Biri Biri ha provocado una cascada de reacciones en el club andaluz, como la de su director deportivo, Monchi. “Descanse en paz el ídolo de una generación. Mejor dicho, el de muchas generaciones y de las que vendrán…”, destacó el ejecutivo sevillista. “Nos dejó su rendimiento y su impronta, pero lo más importante es que nos dejó su nombre y una maravillosa forma de ser”, afirmó por su parte José Castro, presidente del Sevilla.“Biri Biri se arrepintió de volver a Gambia. Tenía que haberse quedado en Sevilla, como había pensado al principio”, finaliza Blanco. El Sevilla ayudó económicamente al que fuera su jugador durante muchos años, en los que cada mes recibía una asignación del club andaluz ante los problemas económicos por los que pasaba Biri Biri. Un jugador irrepetible para el sevillismo. Un futbolista para la eternidad.


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