Boston no perdona a Irving: humillación bestial a los Nets

Boston no perdona a Irving: humillación bestial a los Nets

Dos chiquillos amenizaban el rato antes del partido, disfrutando de su ‘odio’ de verdad, pisoteando una camiseta de Kyrie Irving. A duras penas tendrían uso de razón cuando el siempre impredecible base, para lo bueno y para lo malo, rompió en 2019 con su viaje a Brooklyn para nunca más volver esa especie de pacto de lealtad que creía el TD Garden que había prometido meses atrás  Sin reparar en ello gozaban y se ensañaban con la zamarra de Kyrie como se ensañaron los Celtics con unos muy escasos Nets (139 – 96).

Lo hicieron tal cual, sin darle muchas vueltas, pese a que no estaba quien les hace pensar, Marcus Smart. Pese a que la tirria de la parroquia de Boston con Irving no va con quienes les representan en el parqué, de carantoñas y caricias los ‘Jays’ –Brown y Tatum-, con su ex compañero. Eso sí, previo y severo correctivo con un marcado sello suyo, 31 puntos de Jayson Tatum -12/19 en TC y un estratosférico 7/12 en triples-, más 9 rebotes y 8 asistencias, 26 tantos de Jaylen Brown, tan extremadamente sincronizado con el otro ‘Jay’ que registró también exactamente un 7/12 desde el perímetro con un 8/16 en lanzamientos.

Y el ‘demonio’ para el TD Garden, desangelado sin Kevin Durant, quedó reducido a 20 puntos en 31 minutos con un 9/18 en tiros pero un 1/7 en triples, retirado ya en el tercer cuarto -80-45 al descanso-, porque una retirada a tiempo era evitar una derrota como una lesión del base que ya dejaría a estos Nets del todo desnudos. Ya puede faltar la voz cantante que estos Celtics recitan su discurso de memoria, ejecutan sin pensar, disparan sin apuntar. Y es que cuando se alcanza tales niveles de ejecución desde el perímetro no hace falta discurrir mucho. Por eso son a día de hoy el mejor equipo de la NBA. “Está claro como el día que quieren ganar el campeonato y no pierden el tiempo en la temporada regular”, reconocía Irving. 

“No pierden el tiempo”


Kyrie Irving, sobre sus ex

Con un escalofriante 26/54 desde la larga distancia -un 48%-, el equipo de Joe Mazzulla se quedó a tan solo tres triples del récord absoluto de un equipo en un mismo partido que ostenta Milwaukee Bucks desde 2020. Cuando los Nets iban, los Celtics ya volvían, inviable para el conjunto neoyorquino detener el alud de triples en transición y en los primeros segundos de posesión, no importaba sin con ventaja creada o no. Si no, ya estaba Sharpe, mirando a las musarañas en una jugada, para tender la alfombra. 

Cuando se ponen, los verdes sacan triples de la nada y solucionan con una rapidez asombrosa, 30-7 ya a falta de 7 minutos para el final del primer cuarto, 46-16 al final de ese primer parcial en un rápido retrato realista de su rival. Porque lo que ha construido en los Nets otro interino como Mazzulla ‘ascendido’ como Jacque Vaughn es muy bonito. Pero las ilusiones de anillo se sustentan sobre fundamentos muy endebles, evidenciado en noches como la anterior que los Nets, sin Durant, no sólo pueden quedar reducidos a la mitad, sino a la nada.

El talento desparramado de manera instantánea y sincronizada por Brown y Tatum demolió una defensa invisible aunque opusiera zona, sacando provecho los ‘Jays’ de cualquier cambio en un equipo que lo cambia todo en los bloqueos, listo siempre el retornado Robert Williams III para complementar recibiendo balones doblados o completando lo ‘inacabado’ anotando tras rebote. Presumiendo también de quirúrgica precisión ‘Time Lord’, con un 7/8 en tiros, aunque quien hizo doble-doble en tantos y capturas fue Derrick White con un 14-10.

La soledad de Irving significó bloqueo de los visitantes y velocidad en transición para unos Celtics que atraparon al base bajo la imponente defensa de Al Horford, el que baja la moral a cualquiera cuando, además de oponer su corpachón, eleva su infinito brazo para tapar el tiro. Irving debía asumir tiros de alta dificultad con poca ayuda, sin incidencia los 19 puntos de Cam Thomas o los 12 de Joe Harris.

Los Nets entraron en calor poco a poco compartiendo más el balón, jugando manos a mano consecutivos. Lo justo como para aspirar a una anotación digna como sus 96 puntos finales ante lo que estaba cayendo en el otro aro con un Irving superado. Como ya se sabe cómo se las gasta a última hora, no dejes para el último cuarto lo que puedas hacer en el primero. Y, para acabar, el TD Garden reconoció de manera explícita, que a veces las desgracias ajenas a veces traen morbosa alegría, proclamándolo a los cuatro vientos a coro que “Irving apesta”: “¡Irving sucks!, ¡Irving sucks!, ¡Irving sucks!”.




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