El pasado fin de semana, un documental sobre Britney Spears volvía a reavivar la cuestión legal en torno a la cantante. El metraje, de hora y cuarto de duración, había sido producido por el diario The New York Times y estaba centrado en los motivos por los que su padre, Jamie, tiene la custodia legal y financiera sobre ella. Para ello contaba con numerosos testimonios de personas del entorno de los Spears, pero no de la propia artista, a la que se afirmaba que se habían enviado varias preguntas que no sabían si ella había llegado a recibir.
La postura habitual de la llamada princesa del pop es el silencio. En sus perfiles de redes sociales aparece bailando, promocionando sus perfumes, recordando viejos éxitos o mostrando retazos de su día a día, pero nunca saca el tema de su custodia legal. Sin embargo, la noche del martes colgó un mensaje que está directamente relacionado con todo el ruido mediático al que se ha visto sometida los últimos días y que podría ir dirigido a sus preocupados fans.
En su perfil de Twitter, con 56 millones de seguidores, y también en el de Instagram, con 27,5 millones, Spears publicaba un vídeo donde interpreteaba su tema Toxic. “¡No me puedo creer que esta actuación de Toxic sea de hace tres años!”, decía, para continuar. “Siempre he adorado estar encima de un escenario… pero me estoy tomando un tiempo para aprender a ser una persona normal… Adoro disfrutar de las cosas básicas de la vida diaria”, contaba. La última gira de la cantante tuvo lugar hace ya más de tres años, de ahí sus recuerdos.
Sin embargo, la cantante acompañaba ese vídeo de un mensaje posterior, que no terminaba de estar vinculado con el vídeo de Toxic, sino que parecía estar más dirigido a ser un comentario sobre ese documental y todo lo que le rodea. “Cada persona tiene su propia historia y su opinión en las historias de los demás. Todos tenemos vidas distintas y llenas de luz. Recuerda: no importa lo que pensemos sobre la vida de alguien, no es nada comparado con lo que esa persona vive tras esa visión”.
Esas son las únicas palabras que Spears ha pronunciado en los últimos días. Su entorno más cercano —padres, hijos y hermanos— tampoco ha querido decir nada a este respecto. Quien sí ha lanzado un demoledor mensaje contra Jamie Spears ha sido el novio de la artista, Sam Asghari, con quien lleva saliendo más de dos años. En su perfil de Instagram, el entrenador personal de la cantante y modelo de fitness ha colgado un mensaje donde dice: “Ahora es importante que la gente entienda que tengo cero respecto por alguien que intenta controlar nuestra relación y que pone constantemente obstáculos en nuestro camino. En mi opinión, Jamie es un imbécil integral. No entraré en detalles porque siempre he respetado nuestra privacidad pero al mismo tiempo no he llegado a este país para no poder expresar mi opinión y mi libertad”.
También ha hablado su exmarido y padre de sus dos hijos, Kevin Federline, que ha realizado algunas declaraciones sobre la artista a través de su abogado. El letrado de Federline le ha contado a E! News que él “no tiene nada que ver con que Britney y sus abogados hayan pedido la destitución de Jamie” como tutor legal de la cantante. En agosto de 2019, Federline acusó al padre de la artista de presuntos abusos físicos a sus nietos.
El letrado del bailarín también hizo declaraciones al medio estadounidense Page Six donde alababa el papel de Jodi Montgomery, la abogada que tutoriza en parte a la artista después de que el padre de la cantante tuviera que ceder su control tras sufrir problemas de salud, en 2019: “Creo que Kevin siente que ahora mismo hay una gran conmoción, y cree que el tribunal va a tomar decisiones que son apropiadas para proteger a Britney y su patrimonio”.
Britney Spears volverá al tribunal este jueves 11 de febrero para dilucidar qué ocurre con su tutoría, quién se encarga de ella: si su padre, como lleva ocurriendo desde hace 13 años; su madre, como al parecer le gustaría; su hermana, como se ha escuchado los últimos meses; la abogada Jodi Montgomery o algún otro letrado; o incluso nadie y que volviera a recuperar su independencia. Lo que sí se sabe que la cantante querría es que su padre deje de ser su tutor legal. Como desvela en el documental Adam Streisand, uno de los abogados que ella quiso que la defendieran (aunque un tribunal se negó), Spears “aceptó que la custodia legal iba a producirse, pero no quiso que su padre fuera su tutor. Fue su única petición”. De hecho, el pasado noviembre se supo que la artista aseguró que si Jamie seguía gestionando su vida personal y su patrimonio ella dejaría de actuar.
Los problemas de la artista con su padre se remontan varios años atrás. Según el documental, él nunca estuvo presente en su carrera y lo único que le interesaba era el dinero que podría ganar su hija. Sin embargo, tras los problemas sufridos por Britney en 2007, él consiguió hacerse con su custodia en 2008, tanto legal como financiera. La situación empeoró especialmente en 2019, cuando la cantante fue ingresada por tercera vez en un centro psiquiátrico. Se dijo que el motivo era “una crisis nerviosa” por la mala salud de su padre, pero ella misma contó después que fue el propio Jamie el que forzó su ingreso por la vía judicial. El motivo fue que la artista había salido a comer una hamburguesa con su novio sin el conocimiento de su tutor.