Bruselas reformará la gestión de las aduanas para cortar una multimillonaria pérdida de aranceles



Vista de la terminal de contenedores del Puerto de Barcelona, el 24 de marzo.Alejandro Garcia (EFE)

La Comisión Europea ha recibido este jueves el informe de un grupo de expertos sobre las carencias de la unión aduanera, un documento que inicia la cuenta atrás para adaptar los controles fronterizos de productos a la realidad del siglo XXI. El análisis refleja las graves carencias de un sistema que se ha visto desbordado por la globalización, la revolución tecnológica y la explosión del comercio electrónico durante la última década, con el acelerón añadido de la pandemia. “Como resultado, el mercado único de la UE está en peligro, y esto podría ser una cuestión de soberanía para Europa”, concluye el informe.

Los controles fallidos exponen a los consumidores europeos a la utilización de productos importados que no cumplen los estándares sanitarios o medioambientales vigentes en el mercado de la UE. Y privan a las arcas públicas cada año de miles de millones de euros en aranceles.

El agujero fiscal es de tal magnitud que el informe, elaborado por un grupo de expertos liderado por Arancha González-Laya, exministra española de Exteriores, no ha logrado concretarlo. Pero señala que las auditorías nacionales “sugieren que podrían ser miles de millones de euros”. Y que las estimaciones más prudentes apuntan a que las pérdidas rondarían los 1.500 millones de euros solo por los aranceles eludidos en la importación de productos valorados por debajo de 150 euros, umbral que exime de la declaración aduanera.

El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, ha señalado en la presentación del informe que “un sistema aduanero eficiente es vital para proteger a los ciudadanos y a las empresas de la UE”. Y González-Laya ha abogado por “un cambio estructural urgente” para lograr que la UE pase de tener 27 modelos de control aduanero a solo uno. “Necesitamos más unión en las aduanas europeas”, resume la presidenta del grupo de sabios. La Comisión planea presentar un proyecto de reforma exhaustiva antes de fin de año.

La reforma, según las recomendaciones del informe, debería incluir la creación de una Agencia o Autoridad europea de aduanas encargada de identificar los riesgos fiscales y no fiscales, de supervisar a los operadores económicos, gestionar los datos aduaneros y disponer de un mecanismo de reacción rápida ante posibles crisis.

La centralización de los datos y, sobre todo, su gestión, formaría parte del gran cambio. En la actualidad, las autoridades se conforman con una declaración aduanera sobre el supuesto valor de las mercancías transportadas, pero esos datos son facilitados por las empresas de transporte o por los agentes de aduanas, que desconocen el contenido exacto de la carga.

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El informe recomienda centrar la vigilancia en cada operador o empresa en lugar de las entregas concretas. Los operadores autorizados y sometidos a control deberán facilitar el verdadero valor comercial de las mercancías que entran en el mercado europeo, lo que previsiblemente elevará las cantidades declaradas y la recaudación arancelaria.

Suprimir la exención

Los expertos proponen también suprimir la exención arancelaria que disfrutan en el comercio electrónico los bienes con un valor teórico de menos de 150 euros, como ya se hizo a efectos del impuesto sobre el valor añadido. Las pesquisas de los expertos han mostrado que algunos operadores fragmentan los envíos o infravaloran la mercancía para beneficiarse indebidamente de la exención.

Otra de las reformas llevaría a la elaboración de un informe periódico sobre la brecha entre los ingresos potenciales por los aranceles aduaneros y la cifra obtenida. En el caso del IVA ya se lleva a cabo ese estudio, lo que ha permitido identificar las posibles fisuras del sistema de recaudación o el uso excesivo de ciertas exenciones o de tipos de imposición reducidos.

El interés para las arcas comunitarias es evidente porque los aranceles sufragan el 11% del presupuesto de la UE. En 2020 la UE ingresó 20.000 millones de los 25.000 millones de euros recaudados en total. Y los cambios ajustarían también los controles a los nuevos modelos comerciales. Al sistema tradicional de grandes contenedores transportados por tierra, mar o aire se ha sumado el envío de millones de pequeños paquetes como consecuencia de la explosión del comercio electrónico.

Los datos del segundo semestre de 2021 muestran que el número de declaraciones derivadas del comercio electrónico son más del doble que el de las importaciones tradicionales, aunque el valor de las primeras (4.800 millones de euros) es muy inferior al de los contenedores (1,25 billones de euros).

El informe presentado este jueves es fruto de seis meses de trabajo de investigación y sobre el terreno por parte de los 12 expertos seleccionados por la Comisión, incluida González-Laya. Y el diagnóstico rebela una unión aduanera desbordada por la explosión de los intercambios comerciales, totalmente fragmentada en cuanto a la calidad y el rigor del control de productos y organizada en ciertos casos con parámetros más propios de su fundación en 1968 que de 2022.

“La inmensa mayoría de las partes entrevistadas para este informe, por no decir todas, se quejan por la sistemática ausencia de una implementación común de las medidas aduaneras, por la diferencia en los controles aplicados en los puntos fronterizos de entrada, tanto entre países como dentro de un mismo Estado, por la diferencia en las prioridades de los controles, en las capacidades de investigación y en los métodos y sanciones frente a los incumplimientos”, enumera el documento.

La situación se ha deteriorado aún más durante la última década con el incremento exponencial del comercio internacional. Entre 2010 y 2021, las importaciones procedentes de fuera de la UE han aumentado un 16,5% y las exportaciones un 34,6%. Cada año, según detalla el informe, casi 700 millones de productos entran en la UE, 350 millones son declarados para exportación a países terceros y 15 millones pasan en tránsito por la Unión aduanera. “Esto significa que cada segundo se declaran 33 productos por un valor aduanero total de unos 150.000 euros”, señala el informe.

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